La procesión de la Macarena y el Gran Poder reúne a más de 70.000 personas en Barcelona

La Semana Santa barcelonesa celebró, en la noche del pasado viernes, su procesión más importante, la de la Esperanza Macarena y Jesús del Gran Poder, a la que se unió la de la Virgen de las Angustias en la avenida de la Catedral. Los pasos recibieron la bendición del cardenal de Barcelona, Ricard Maria Carles, y fueron seguidos por más de 70.000 personas de diferente origen y cultura, un reflejo de la pluralidad social del barrio del Raval.

A la salida de la procesión, se podía ver la mezcla de gentes que caracteriza el Raval: musulmanes con la cabeza cubierta con un pañuelo esperaban en segunda fila la salida de las imágenes; turistas que, desde La Rambla, se habían sentido atraídos por el bullicio; otros fieles, principalmente catalanes, que llevaban el ramo tradicional de hierbas aromáticas recogido en el Sermón de las Siete Palabras de la catedral, así como los catalanes de origen andaluz, en primera fila, que jaleaban a los costaleros y pedían en voz alta a las imágenes "salud y trabajo".El ambiente festivo del exterior de la catedral, con vivas a la Esperanza Macarena y al Jesús del Gran Poder, contrastaba con la seriedad de la ceremonia que se celebraba en el interior. Dentro de la basílica, unas filas bien organizadas rendían culto al Cristo de Lepanto con fondo de música de órgano.

La Hermandad de la Esperanza Macarena y Jesús del Gran Poder, fundada en 1965, nació como una reacción nostálgica de un grupo de emigrantes andaluces, pero ahora posee signos de identidad diferenciados de las hermandades homónimas sevillanas, aunque con un presupuesto menor. Sacar la procesión a la calle en Barcelona cuesta casi 1,5 millones de pesetas, la misma cantidad que se gasta sólo en flores para adornar la Macarena en Sevilla.