Una reyerta callejera entre traficantes acaba con un muerto y una mujer herida en Valencia
Las Casitas Rosas, un foco de tráfico de droga en el barrio marítimo de La Malva-rosa de Valencia, se convirtió en la mañana de ayer en el escenario de una reyerta mortal. El enfrentamiento callejero entre traficantes acabó con uno de los contendientes, Víctor Manuel J. Ch., de unos 30 años, muerto por asfixia tras recibir un martillazo en el cuello que le fracturó la tráquea. También recibió otro martillazo en la frente y un navajazo en la cara. Su esposa, María Luisa M. F., fue ingresada en el hospital Clínico con un brazo fracturado y una pierna acuchillada.
El suceso se produjo poco después de las once de la mañana junto a la avenida de La Malva-rosa, en la intersección de las calles de Pedro Velasco y San Juan de Dios, junto a la puerta de la finca del fallecido.Fuentes de la Jefatura Superior de Policía valenciana aseguraban en la tarde de ayer que ya tenían identificados a los cuatro supuestos agresores, entre ellos una mujer, que se dieron a la fuga. Todos son vecinos del barrio. Los agentes están convencidos de que tanto las dos víctimas como los sospechosos que huyeron son traficantes que trapichean con heroína, cocaína y hachís, y venden dosis individuales en sus pisos de las Casitas Rosas a los centenares de toxicómanos que acuden allí a diario.
De hecho, algunos toxicómanos que se agolpaban tras el cordón policial aseguraban ser asiduos clientes del fallecido, al que se referían como "el camello gordo" por la importante cantidad de droga que supuestamente manejaba. Las rencillas internas entre estos camellos debieron ser, en opinión del Grupo de Homicidios, el desencandenante de la reyerta. Al parecer, la discusión la iniciaron la esposa del fallecido y la de uno de los agresores.
Pero los hombres del comisario Segundo José Martínez creen que no fue una pelea limpia: Víctor Manuel tuvo pocas posibilidades de defenderse ante los cuatro agresores que se abalanzaron sobre él con una navaja y un martillo.
El cadáver ensangrentado de Víctor Manuel quedó tendido sobre la calzada durante más de dos horas, cubierto por una sábana, hasta que llegó la comitiva del Juzgado de Instrucción número 4 de Valencia, de guardia ayer, y efectuó el levantamiento. Junto a su cuerpo sin vida la policía recogió el martillo con el que le asestaron el golpe mortal, así como los restos de una cadena que debió romperse durante la pelea, una bola de hachís, una pinza para el pelo y una zapatilla negra de mujer y una cazadora con manchas de sangre. En el transcurso de la reyerta, la víctima perdió una zapatilla.
A pesar de la gran cantidad de sangre que perdió a causa del navajazo que recibió en la cara y el martillazo que le golpeó en la cabeza, los policías están convencidos de que la herida mortal fue el martillazo en la tráquea. Bajo la piel del cuello del cadáver notaron que se había acumulado una cantidad de aire, una evidencia de que tenía la tráquea fracturada y había fallecido asfixiado. La Brigada Científica llenó varias bolsas de plástico en el piso del fallecido con diversas prendas y enseres, como una escoba, que se llevó para analizarlas.
Para resolver el caso, la policía se enfrenta a la escasa colaboración vecinal, en un barrio donde se aplica a rajatabla la ley del silencio y todos aseguraban ayer que no habían visto nada ni conocían a la víctima. Sólo los toxicómanos que acudían a comprar la dosis diaria dijeron que oyeron cómo los contendientes se increpaban antes de la reyerta. Incluso la esposa del fallecido afirmó al ser hospitalizada que había resultado herida "en un accidente".
Durante toda la tarde, la policía efectuó registros en diversos domicilios de las Casitas Rosas, en las calles de Pedro Velasco y San Rafael. Fuentes policiales confiaban ayer en detener a los cuatro agresores en las próximas horas.
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