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EL BALCÓN

La línea del alma

Tereixa Constenla

TEREIXA CONSTENLASanta Genoveva sale el Lunes Santo, una jornada fría y sin lustre, sin madrugás devocionales y cuasimíticas. Sus imágenes -un Jesús Cautivo y la Virgen de las Mercedes- ni siquiera superan el medio siglo de vida: apenas unas recién llegadas al coro de pasos de edad secular que convive en Sevilla. Su iglesia carece del marchamo histórico de otros barrios; sin fachada preciosista ni panteón de ilustres.

Bajo la ropa penitencial de sus cofrades asoman calcetines y zapatillas deportivas, relojes y elementos que atentarían contra el buen gusto de la estética nazarena en otros lares. Hasta la parroquia de Santa Genoveva no se desplazan turistas -ni siquiera despistados- deseosos de aprisionar en una película imperecedera el ritual de la Semana Santa sevillana. El Tiro de Línea, su barrio, cae un poco lejos del corazón urbano; así que ni siquiera aparece en algunos mapas de itinerarios procesionales. Ni la salida del palio ni de la cruz atrae a centenares de impenitentes curiosos, que procesionan por la ciudad a la caza del instante decisivo, como hubiera hecho Cartier-Bresson con la Leica en ristre.

A la entrada y a la partida, acuden los íntimos, los vecinos de un barrio donde aún se conocen casi todos y se interrogan por el nombre de pila. Los nazarenos de Santa Genoveva siempre hacen el camino de vuelta con la disciplina resquebrajada, las filas sobradas de claros y huestes de acompañantes, que se emparejan de tal modo a los suyos que el anonimato del penitente hace aguas. En las paradas finales de la procesión pueden observarse acompañantes que masajean los pies destrozados de amigos del alma, novias que se abrazan a su penitente preferido y vecinos que acompasan su ritmo al andar cansino de quienes llevan el capirote.

En el Tiro de Línea, el estilismo se forja en los mercadillos y los puentes festivos pocas veces darán para escapadas a la nieve. Abunda el cordón doble lamé al cuello y la chaqueta del chándal para salir a pasear. Un barrio de estética devaluada en una ciudad preciosista y repleta de virguerías urbanísticas. Su procesión es festiva y humilde, sin corsés estrictos para sus cofrades y sin reverencias innecesarias para los vecinos. Más obrera que barroca, hecha con el alma más que con el oficio.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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