La vulgaridad atrapa al Celta en su empate frente al Numancia
Se le conocían muchos defectos al Celta, pero no el de la vulgaridad, en la que finalmente ha acabado atrapado de puro disparar a los graderíos. Por falta de puntería ha dejado escapar muchos partidos, pero no el de ayer, que se le fue de las manos por su fútbol infame, impropio de un equipo que hasta hace no mucho pasaba por ser de los mejores de Europa. Son seis las jornadas que acumula sin ganar. Peor que el balance es la sensación decadente que el grupo de Víctor Fernández dejó ayer entre sus aficionados.El desarrollo del primer tiempo fue el resultado lógico de un planteamiento difícil de comprender. Ante el músculo que presentó el Numancia respondió Fernández con un central incrustado en el centro del campo, Sergio, y con el inofensivo Benni McCarthy abandonado en el ataque. No concibe el Celta la posibilidad de jugar con dos delanteros, pero a menudo encuentra argumentos para reforzar la recuperación. Ese Celta que pasa por ofensivo se estrelló contra la fibrosa contención del Numancia, que tuvo las ocasiones más claras. Las del equipo vigués consistieron en una interminable sucesión de sandías mal repartidas por el área e imposibles de rematar.
CELTA 0NUMANCIA 0
Celta: Pinto; Velasco, Cáceres, Djorovic, Juanfran; Makelele, Sergio (Giovanella, m.46); Karpin, Mostovoi, Gustavo López (Revivo, m. 66); y Benni McCarthy (Turdó, m.46).Numancia: Núñez; Iñaki, Soria, Muñiz, Iván Rocha, Octavio; Castaño (Rivera, m. 93), Nagore, Morán; Ojeda y Delgado (Rubén Navarro, m. 72). Árbitro: Iturralde González. Mostró tarjetas amarillas a Castaño, Cáceres, Soria, Mostovoi y Djorovic. Expulsó por roja directa a Djorovic en el minuto 85. Unos 20.000 espectadores en Balaídos.
Tuvo otro aspecto el equipo tras el descanso, cuando Giovanella y Turdó ingresaron en el campo, pero no se sobrepone el Celta al deficiente estado físico de Karpin y Mostovoi, dos jugadores que desearían que la temporada acabase ya. Tuvo el balón el equipo de Vigo, y no lo supo administrar. Mejoró también con Revivo en el costado de Gustavo López, aunque para entonces hasta el delantero Ojeda había decidido resguardar su portería. Cada balón dividido acabó en los pies de los futbolistas del Numancia, que nunca vieron peligrar en exceso el punto de Balaídos.
La impotencia del Celta se tornó en los minutos finales en desesperación. Con el balance de un disparo lejano de Sergio y un posible penalti sobre Mostovoi, hizo propósito de enmienda en el último tramo. Pero lo hizo como los equipos más vulgares y desquiciados.
Lo único que sacó fue una sucesión de saques de esquina y la expulsión de Djorovic. Así, Europa comienza a convertirse en un objetivo inalcanzable.
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