Marededéu dels Dolors
El papa sufrió un colapso. Se puso en movimiento la comitiva del entierro de su hijo y no cabía más sufrimiento en su pecho ni más lágrimas en sus ojos. Ni comía ni bebía ni dormía. Temieron por su razón. No existen testimonios, pero es fácil imaginar a la madre transida de dolor, pues el fruto joven y bello de su vientre había sido asesinado, poco después de cenar a la fresca, con ella, en su viña de san Pietro in Vincoli, aquel 14 de junio de 1497. A medianoche, Joan de Borja, el primer duque de Gandia, se despidió de Vanozza Cattanei, la papisa, su mamá y la de, al menos, otros cuatro hijos del papa Alejandro VI, lo morrudet de Xàtiva, se internó en la inquietante oscuridad de la noche y fue encontrado el 16 de junio muerto en el Tíber con las manos atadas a la espalda y los vestidos desgarrados, torturado, acuchillado, degollado, pero con su rica espada envainada y su bolsa llena de monedas de oro.El mismo Roderic de Borja, papa y padre -se lo quieren atribuir al cardenal Villers de la Groyale- encargó a su diseñador Buonarotti un grupo escultórico para levantar en la basílica vaticana un monumento expiatorio: es La Pietà. Con siete espadas clavadas en el corazón y sedente, es la forma valenciana de representar a la Marededéu dels Dolors -hoy, republicano 14 de abril glorioso, su fiesta con oficios y procesiones y séptimo dolor: fou quan l'enterrareu sola, fill deixareu en sepultura i us en tornareu a casa-, Miguel Ángel labró aquel llanto (Plany-se lo món cobert d'aspre celici, crida lo sol plorant amb cabells negres, Roiç de Corella), mediante los rasgos finos y la cara oval de la papal Vanozza en la Dolorosa; el rostro, la barba partida, el cuerpo y los gestos de Cristo son los de Joan de Borja: Amb plor tan gran que nostres pits abeura, e greu dolor que nostre cor esquinça.
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