Fuerte cruce dialéctico entre Solari y Antic

Los jugadores del Atlético, reunidos en su caseta por el entrenador, se desconcertaron ayer al escuchar el acento metálico de Antic: "Solari les ha faltado el respeto a todos ustedes. Ayer me pidió explicaciones de por qué no estaba en la lista de convocados ante el Barcelona. Y eso es una falta de respeto hacia todos ustedes". El argentino había discutido acaloradamente la tarde anterior con el técnico por su exclusión de la convocatoria ante el Barcelona. Antic le explicó que le reservaba, que necesitaba descanso. Pero Solari le contestó que no, que estaba en condiciones, que ya descansó, por sanción, contra el Athletic, hace una semana. Tras la discusión, cada uno se marchó por su lado.

Hasta ayer al mediodía. Entonces, Radomir Antic creyó oportuno devolver el golpe del día anterior. Lo hizo denunciando en el vestuario un supuesto desprecio de Solari hacia el resto de jugadores. Y el argentino no se quedó callado. "Yo no le he faltado el respeto a mis compañeros", dijo. "Lo que yo hice fue tener una conversación privada que usted filtró a la prensa [Mar-ca, publicaba ayer el incidente]. Yo no le he faltado el respeto a mis compañeros. El respeto hay que demostrarlo en el campo. Y allí yo lo doy todo. Además, yo a mis compañeros sí puedo mirarlos a la cara. Pero usted, no. Aquí todos tienen muy claro quién es quién". Los jugadores abrieron los ojos como platos. Y Antic se quedó en silencio. No dijo nada más.

No fue la primera vez que Solari y Antic discuten. El año pasado, Antic le solía reprochar con insultos su pelo largo.

Las relaciones entre Antic y muchos de los jugadores no es buena. Ya lo denunció públicamente Jesús Gil el pasado domingo, cuando todavía no sospechaba que iba a recuperar el control del Atlético. Y es un fenómeno viejo el rechazo a Antic, un malestar instalado en el vestuario desde el mismísimo año del doblete. No en vano, cuando Luis Rubí anunció su intención de contratar a Antic, los capitanes del equipo ya le mostraron su disconformidad. El Atlético se juega la vida en el próximo mes. Pero hay una bomba de relojería en el vestuario. Las relaciones entre el técnico y los jugadores no funcionan. El incidente con Solari de ayer es todo un ejemplo.