Hillary Clinton adelanta a Giuliani por primera vez en las encuestas electorales

Hillary Clinton, primera dama de Estados Unidos y candidata al Senado por Nueva York, ha conseguido una importante victoria personal desde que se lanzara a la arena política, al aventajar por primera vez en los sondeos a su rival republicano y alcalde de la ciudad, Rudolph Giuliani. Los recientes casos de violencia policial han sido la causa principal del reciente descalabro de Giuliani, el peor en sus siete años al frente del Ayuntamiento.

Para frenar su caída, el candidato conservador ha sacado una atípica baza: el apoyo del ex candidato a presidente y senador por Arizona, el rebelde John McCain. La encuesta publicada por The New York Times da a Hillary Clinton un sorprendente margen de ocho puntos, 49% frente al 41% de su contendiente. La candidata no sólo aventaja a Giuliani en términos absolutos; también ha conseguido ganarse el apoyo de los electores tradicionalmente conservadores, los del resto del Estado de Nueva York, donde consigue empatar con su rival republicano, con el 44% de los votos.

La batalla por el escaño se juega en la ciudad misma, sus barrios residenciales y el Estado. Por ahora, el alcalde conserva un amplio margen en los suburbios, pero la primera dama le está comiendo terreno en localidades como Buffalo o Albany y en el área metropolitana de Nueva York, tradicionalmente demócrata.

Los malos resultados de Giuliani, los más bajos en sus siete años de alcaldía, se deben sobre todo, según apunta The New York Times, a los recientes episodios de violencia policial. El mes pasado, un agente mataba a tiros a un hombre desarmado, Patrick Dorismond, en un barrio de Queens. El entierro, celebrado la semana pasada, fue el detonante de numerosas manifestaciones en contra de los métodos utilizados por las fuerzas especiales creadas por Giuliani hace unos años para luchar contra el crimen. Para justificar el incidente, el alcalde republicano hizo público el historial criminal de la víctima, lo que causó una gran polémica.

En febrero, el aniversario de la muerte de Amadou Diallo, un inmigrante guineano que fue acribillado en la puerta de su casa hace un año, también fue el motivo de numerosos movimientos de protesta. Según el sondeo de The New York Times, los dos tercios de los neoyorquinos aseguran que la policía no está haciendo su trabajo y que actúa por motivos racistas.

La plataforma de orden y seguridad que llevó a Giuliani a la victoria en dos ocasiones, en una ciudad tradicionalmente demócrata, parece haberse vuelto contra él. Desde que anunciara oficialmente su candidatura el pasado 6 de febrero, Hillary ha llevado a cabo una campaña modesta pero constante, donde ha tenido que superar numerosos obstáculos de imagen. A finales del año pasado todavía se la percibía como una candidata cunera, al no haber residido nunca en Nueva York. Después de instalarse en su mansión de Chappaqua, en los barrios residenciales de la ciudad, ha tratado de forjarse una nueva personalidad política, lejos de la sombra de su marido, Bill Clinton, que de hecho no ha participado prácticamente en la campaña. Las únicas palabras del presidente en favor de su mujer fueron en una reciente conferencia de prensa en la Casa Blanca en la que criticó duramente los métodos policiales de Giuliani.

Para contener la hemorragia de votos, el alcalde ha logrado la ayuda del senador rebelde de los republicanos y ex candidato a las primarias presidenciales, John McCain. Así espera ampliar su alcance político a independientes o demócratas conservadores. En sus anuncios Giuliani aparece en un autobús con McCain, bajo el lema "integridad". "Vamos a sustituir el miedo por el optimismo, la intolerancia por la comprensión y la inseguridad por la verdad", dice el alcalde. Ésta promete ser una de las campañas más caras y más sucias del país. Giuliani nunca ha escatimado insultos hacia sus contrincantes y los dos rivales ya han tenido algún que otro encontronazo. Por ahora, el republicano aventaja a la demócrata en presupuesto. El del alcalde alcanza ya los 19 millones de dólares (3.300 millones de pesetas), mientras que el de Clinton se mantiene en 14.