Villalonga agota su 'primera legislatura'
Juan Villalonga, que mañana cumple 47 años, afronta hoy la junta de Telefónica con un acuerdo con los sindicatos que le asegura cierta tranquilidad, pero con su imagen pública deteriorada a causa de su alejamiento del Gobierno. Su legislatura al frente de la primera empresa del país (300.293 millones de pesetas de beneficio y 3,81 billones de ingresos) está íntimamente ligada a José María Aznar, que le designó como presidente de Telefónica en junio de 1996. Ahora, al inicio del segundo mandato de Aznar, el futuro de su amigo de la infancia al frente de la operadora no parece tan prometedor como hace cuatro años. Villalonga ha puesto en el ojo del huracán político a Telefónica y ha conducido la empresa en medio de la polémica. En líneas generales su gestión está marcada por los siguientes hitos: - Privatización de Telefónica. Terminó en febrero de 1997 con la venta del 21% que le quedaba al Estado y aportó casi 630.000 millones de pesetas a las arcas públicas. Con ello, Villalonga se libró de los representantes del Gobierno en su consejo de administración. El Ejecutivo se reservó la acción de oro, que permite vetar decisiones estratégicas como la venta de la compañía, pero no faculta para intervenir en el nombramiento del presidente.
- Baile de alianzas. Villalonga rompió con el grupo europeo Unisource, se unió a la británica BT y acabó haciendo un intercambio de consejeros y una alianza estratégica con MCIWorldCom. El pasado febrero reconoció que esa alianza pierde relevancia, pero sus portavoces aseguran que aún "habla con todos" en busca de fusiones.
- Blindaje del consejo. En junio de 1998, el consejo de Telefónica aprobó, a propuesta de Villalonga, una medida claramente orientada a ganar independencia y perpetuidad en el cargo. La junta de accionistas aprobó que sólo los consejeros con tres años de permanencia en el consejo pueden ser nombrados presidente, vicepresidente o consejero delegado del grupo a no ser que obtengan el 85% de los votos del consejo. Para acceder a ese órgano es necesario poseer acciones al menos tres años antes del nombramiento por un nominal de 500.000 pesetas como mínimo.
- Sobresueldos multimillonarios. En febrero de 1997, el consejo aprobó un plan de opciones sobre acciones para 100 ejecutivos elegidos, incluido su presidente, conocido como RISE. En marzo de 1999, ante el volumen que adquirían las retribuciones y las diferencias que creaba en la empresa, el sistema se extendió a otros 450 ejecutivos. El RISE, que se debería haber cobrado el pasado 25 de febrero, ha reportado cerca de 80.000 millones a sus beneficiarios y unos 2.600 millones a Villalonga. Al conocerse las retribuciones, para las que no existía límite alguno, el Gobierno cambió la fiscalidad de las opciones y Aznar pidió a Villalonga que renunciara a cobrarlas. Adicionalmente, las retribuciones de los 20 consejeros de Telefónica (1.233 millones de pesetas en 1999) se han multiplicado por casi cuatro respecto a 1996. Hoy la junta puede aprobar los planes ya existentes para que sus beneficiarios cobren y uno nuevo, conocido como TIES, para 90.000 trabajadores de Telefónica en el mundo.
- Reducción de plantilla y baile de directivos. A su llegada, Villalonga prometió que eliminaría 20.000 empleos en Telefónica de España (la filial de telefonía básica). Lo ha hecho, pero ha utilizado, entre otras medidas, un expediente de regulación con un coste de 185.000 millones de pesetas para el Estado. También los máximos ejecutivos y quienes desembarcaron con él en Telefónica (Javier Revuelta, Andrés Tejero, Juan Perea, Marcial Portela, Pedro Pérez, Arturo Baldasano, entre otros) se han visto afectados por la inestabilidad y la rotación permanente de cargos y han dejado ya la compañía.
- Control de medios y pérdidas en telefonía fija. Mientras el grupo se desmembraba y salían a Bolsa algunas porciones (Terra y TPI ya cotizan y ultima la colocación de Media, la filial Inmobiliaria y Móviles), Villalonga se ha concentrado en la inversión en medios de comunicación. Su última compra, la productora de TV Endemol ha costado 915.000 millones de pesetas, muy por encima de su valor en Bolsa y ha disgustado a sus accionistas de referencia. Por contra, Telefónica de España que genera ingresos por 1,6 billones de pesetas entró por primera vez en pérdidas en 1999 tras 75 años de historia.
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