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La propuesta de cambios abre un debate en los pasillos

Luis R. Aizpeolea

El compromiso de la reforma del Senado, anunciada ayer por su recién reelegida presidenta, Esperanza Aguirre, abrió un debate entre pasillos sobre su alcance y el papel de la Cámara alta. Mientras el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, dio su apoyo entusiasta a este compromiso de Aguirre, el portavoz de su partido en el Senado, Esteban González Pons, estuvo mucho más remiso. A su vez, el portavoz socialista, Juan José Laborda, no ocultó su entusiasmo por la propuesta de la presidenta y tampoco sus reservas a las reticencias de González Pons.Laborda, aunque dio un voto de confianza a la presidenta del Senado, del PP, expresó ayer, en los pasillos de Cámara, su temor a que esta legislatura se repita lo sucedido en la anterior en que el Senado jugó un papel muy escaso como Cámara territorial -no se celebró más que un debate sobre el Estado de las autonomías-; prácticamente no funcionó la Comisión General de Comunidades Autónomas y la ponencia sobre la reforma como Cámara territorial encalló. Laborda, al hilo de las palabras de Esperanza Aguirre, recordó: "Tenemos un Estado con tal descentralización que no se puede articular sin una Cámara territorial. Ya no se puede gobernar desde el Ministerio de Administraciones Públicas".

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Temores de Laborda

Pero Laborda abriga sus temores hacia el PP y su portavoz en el Senado, Esteban González Pons. Le lanzó un aviso al señalar, en referencia a la anterior legislatura: "No podemos permitirnos el lujo de que de nuevo haya un gran déficit democrático" en materias como la financiación de la sanidad o de las autonomías, no debatidas en la Cámara. El recordatorio de Laborda a González Pons proviene de que el portavoz del PP está poniendo el acento en convertir el Senado más en una Cámara de debates sociales que en una territorial.

La víspera, el portavoz del PP apostó por un Senado que en su condición de Cámara "más próxima a los ciudadanos" potencie las comisiones de estudio para velar por que los efectos de la globalización y de los grandes flujos migratorios no impliquen una devaluación de los valores humanos o en abordar cuestiones como la anorexia, la eutanasia o Internet.

Curiosamente, el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, impulsor de su reforma, en su etapa de portavoz del PP del Senado, no se refirió ayer en los pasillos de la Cámara alta a lo señalado por Gonzalez Pons. En línea con la presidenta del Senado o el portavoz del PSOE, insistió en llevar a cabo la "reforma definitiva" de la Cámara alta porque es "una asignatura pendiente de cumplir". "Esta legislatura tiene que ser la legislatura del Senado", dijo rotundamente Ruiz-Gallardón frente a las vacilaciones de González Pons.

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