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Bofill proyecta un campo de golf para el parque del Manzanares, junto a Villaverde

Antonio Jiménez Barca

Ricardo Bofill, el arquitecto catalán al que al Ayuntamiento ha encargado que redacte un proyecto para rehabilitar el curso sur del Manzanares transformándolo en un enorme y moderno parque, ya tiene los dibujos hechos. En el plan de Bofill hay un canal olímpico de remo, un gigantesco paseo para los peatones, instalaciones reservadas para un centro hípico y un club de golf. La asociación de vecinos de Villaverde ha criticado la idea del campo de golf y la de construir en esta futura zona verde dos auditorios de música al aire libre. "Falta un cámping", replican.

Bofill ya entregó hace un año la primera parte de esta reforma. Incluía proyectos para las 200 hectáreas de terreno que rodean los tres kilómetros de río que discurren entre dos nudos de autopistas (nudo sur y nudo supersur). La maqueta de Bofill contemplaba un nuevo auditorio, láminas de agua, pistas deportivas y una montaña artificial en lo que fue un vertedero. La segunda parte del plan de Bofill se facilitó a los vecinos hace un par de semanas. Incluye las reformas necesarias para convertir los otros siete kilómetros de río (desde el nudo supersur hasta el término municipal de Getafe) y 400 hectáreas (400 campos de fútbol) que aún no habían recibido tratamiento.

En esta segunda maqueta, el arquitecto incluye una gran duna artificial cuyo fin es aislar el parque del ruido de los coches del nudo supersur. De la duna nace un paseo para peatones que, a lo largo de más seis kilómetros, discurre por el corazón del futuro parque. A un lado de este paseo, está proyectado un canal para competiciones de remo de dimensiones olímpicas. El arquitecto incluye también una zona de "piscinas, estanques, playas artificiales que, combinado con el río, configuran un espacio reservado al agua". Los estanques medirán 30.000 metros cuadrados. Bofill apunta que esta parte del parque, la conformada por el conjunto de lagos, piscinas y playas "podría convertirse en un parque autónomo".

Tendido eléctrico

Más allá, el arquitecto planea un parque "más desértico y abstracto, apto a la contemplación". Esta brusca modificación de la persperctiva se debe, entre otras cosas, a que por esta zona hay cables de tendido eléctrico que impiden la construcción de grandes infraestructuras.

A esta altura, se prevé la instalación de un vivero de árboles y arbustos que se extenderá a lo largo de 20 hectáreas. Y al final del parque, en la frontera con el término de Getafe, Bofill propone la creación de "un montículo artificial en forma de espiral, un mirador para contemplar el paisaje de La Mancha". También en esta zona ha diseñado un campo de golf y un club hípico.

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La asociación de vecinos de San Fermín, que ya conoce estos planes urbanísticos, rechaza tanto la construcción del campo de golf como la de dos auditorios al aire libre, también proyectados por el arquitecto.

"Hace dos semanas nos reunimos con el concejal Ignacio del Río y nos enseñó el proyecto y nos habló del campo de golf. Le dijimos que el distrito de Villaverde no necesita ningún campo de golf y que los vecinos no iban a permitir la creación de auditorios de música al aire libre", explicó el viernes Enrique Díez, miembro de esta asociación de vecinos. "Lo que hace falta en esa zona es un gran cámping y albergues juveniles. Pero claro, yo supongo que lo que quiere el señor Del Río es hacer un campo de golf privado para que la empresa que lo levante gane después dinero", señaló.

Dieciocho hoyos

El concejal del PSOE-Progresistas Alfredo Marchán comparte las críticas vecinales. "El proyecto de Bofill", dice, "se aleja cada día más de la realidad y del barrio situado junto a la zona del Manzanares donde pretende actuar. Un campo de golf de 18 hoyos es lo que menos necesita esa zona. Y un rockódromo provocará enormes impactos acústicos y ecológicos en esa franja arbolada del Manzares".

Actualmente, el Ayuntamiento acomete la rehabilitación del Manzanares y de sus cauces, una actuación más modesta, que cuesta 400 millones, y previa a la prevista por Bofill. "Hay que reconocer que lo que está haciendo el Ayuntamiento está quedando bien, aunque es algo duro, sin mucha imaginación", asegura Díez.

El plan de Bofill ha tenido que enfrentarse a tres desafíos: dos depuradoras y una estación eléctrica que jalonan el recorrido pero que, en opinión de este arquitecto, "no deben impedir la transformación de la zona".

En la memoria entregada por Bofill a la Empresa Municipal del Suelo se apunta que la entrega definitiva y oficial del proyecto se llevará a cabo en julio. Y que las obras podrían empezar a finales de 2000. El plazo de ejecución está cifrado en 18 meses. Ponerlo en pie costará más de 25.000 millones, 10.000 la primera fase (desde el nudo sur al nudo supersur) y el resto la segunda (desde el nudo supersur a Getafe). El Ayuntamiento confía en no tener que sufragar todo el coste y que existan empresas privadas interesadas en financiar parte de las obras para luego gestionar algunas de las instalaciones.

El plan también prevé, en la parte alta del río, entre el nudo sur y el nudo supersur, la creación de un pabellón cubierto que podrá albergar desde un concierto hasta un campeonato de patinaje sobre hielo. Este arquitecto, que se encargó de levantar el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones) lleva trabajando en este plan desde 1998.

El objetivo confesado por el concejal de Urbanismo es transformar esta parte de Madrid, una de las más degradadas y contaminadas, "en un inmenso parque de ocio y de naturaleza".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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