El Consell improvisa una reunión con Moreno y Ribó para cumplir las promesas de Zaplana
El Consell improvisó ayer una reunión con los dos portavoces de la oposición para salvar la cara y cumplir de forma apresurada las promesas que formuló Eduardo Zaplana en su comparecencia ante las Cortes la semana pasada. El presidente de la Generalitat anunció una reunión a lo largo de esta semana con los portavoces de la oposición parlamentaria para abrir negociaciones sobre asuntos pendientes, como la composición de la Acadèmia Valenciana de la Llengua o la reforma del Estatuto de Autonomía. A última hora delegó en sus vicepresidentes, pero los portavoces de la oposición exigieron la presencia de Zaplana para establecer el punto de partida de las negociaciones.
Zaplana acudió la semana pasada a las Cortes con la intención de agitar la vida institucional, prácticamente congelada entre las elecciones autonómicas de junio pasado y las recientes elecciones generales. El presidente de la Generalitat extendió las negociaciones pendientes sobre la Acadèmia o el Estatuto a otros asuntos como el trazado del tren de alta velocidad, la fusión de las cajas de ahorro, el plan hidrológico o, incluso, las futuras leyes de Función Pública y Ordenación Territorial, asuntos todos ellos que pretende resolver antes del próximo mes de julio.Antonio Moreno y Joan Ribó, portavoces del PSPV y Esquerra Unida, respectivamente, tomaron buena nota de las palabras de Zaplana pero deslizaron el jueves que tenían previsto arremeter contra el presidente de la Generalitat, que ayer se encontraba en Tortosa, por haber incumplido el primer plazo de negociación que se había impuesto a sí mismo.
Ante semejante tesitura, José Luis Olivas, vicepresidente primero del Consell, convocó a última hora del jueves a Moreno y a Ribó para abrir las conversaciones. Ambos portavoces acudieron disciplinadamente al Palau de la Generalitat ayer por la mañana. Pero cuando se encontraron como interlocutores a Olivas, José Joaquín Ripoll, vicepresidente segundo, y Alejandro Font de Mora, portavoz parlamentario del PP, declinaron el ofrecimiento de sentarse a negociar.
Antonio Moreno, del PSPV, explicó que Zaplana "debe sentar la premisas" básicas de la negociación que pretende impulsar antes de exigir que se pacte un calendario de reuniones o se establezcan grupos de trabajo.
Moreno bromeó sobre la capacidad del PP para acordar "consigo mismo" la importancia de las negociaciones pendientes desde la pasada legislatura y para establecer "por su cuenta" la necesidad de fijar un calendario de trabajo. "Ellos mismos con su propio mecanismo", sintetizó Moreno.
Sin embargo, el portavoz socialista sugirió a los representantes del PP una salida airosa a través del anuncio conjunto de una inminente reunión con Zaplana durante la próxima semana. Oferta que fue rechazada: "Sólo falta que la oposición marque ahora la agenda del presidente", dijo Alejandro Font de Mora, portavoz del PP, minutos después.
Ribó, de Esquerra Unida, se mostró más didáctico y explicó que cuando el presidente del Gobierno central pretende modificar el sistema de relaciones laborales se entrevista por separado con los máximos dirigentes sindicales y el presidente de la patronal antes de pedirles que fijen calendarios o constituyan grupos de trabajo. "Sin demérito de nadie, consideramos que el presidente debe encabezar las negociaciones", comentó Ribó.
Ambos portavoces se mostraron dispuestos a reunirse con Zaplana cuando el presidente lo considere oportuno. Pero Olivas, Font de Mora y, más tarde, Alicia de Miguel, portavoz del Consell, arremetieron con distinta intensidad contra los portavoces de la oposición parlamentaria ante el supuesto desaire que entraña su conducta. El vicepresidente se limitó a expresar su "sorpresa" ante la negativa de Moreno y Ribó a abrir conversaciones en ausencia de Zaplana.
Font de Mora aseguró que había contactado con su psicólogo para intentar desentrañar los motivos profundos del proceder de Moreno y Ribó y afirmó: "Una vez más la oposición ciega cualquier posibilidad de negociación".
De Miguel se aferró a la literalidad de las palabras de Zaplana ante las Cortes - "desde mi Gobierno se convocará la próxima semana"- para atribuir "nula capacidad de interlocución" y "absoluta ausencia de ideas y planteamientos políticos" a los portovaces de la oposición.
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