Pujol y la araña agnóstica
El presidente catalán recurre a un cuento para subrayar la importancia de la religión en la cultura occidental
"Las raíces de Cataluña son cristianas". Son palabras del presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, durante la inauguración de la exposición Fidei speculum, sobre arte litúrgico de la diócesis de Tortosa (Baix Ebre), donde coincidió con el presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana. Los dos presidentes acudieron a Tortosa acompañados por una nube de políticos, una nutrida representación clerical, algún alto cargo de la Guardia Civil y una delegación de La Caixa, una de las promotoras de la exposición.Pujol no pudo encontrar un marco más idóneo que el de la catedral de Tortosa para proclamar: "Las raíces de Cataluña son cristianas, como las de Europa, y eso es algo que ni los agnósticos pueden negar".
Y es que, según afirmó el presidente, los agnósticos también son cristianos y corren gran peligro si se olvidan de ello. Pujol recordó una historia que le explicó en una ocasión otro político cuyo nombre no reveló y del que, como única seña, dijo que era agnóstico. La protagonista era una araña que construía su tela con frenesí, haciéndola cada vez más grande, más bella. "Una vez la araña vio en su tela un hilo viejo y decidió arrancarlo, y cuando lo arrancó toda la tela se vino abajo". Sobra indicar que la araña era agnóstica y el hilo arrancado sostenía "la carcasa moral y espiritual" que toda comunidad necesita.
Y es que el presidente está preocupado por el hecho de que en un momento cada vez más tecnificado, más científico, la era de Internet, "no se olviden las virtudes básicas, las de siempre, y se mantenga la espiritualidad". Fue muy aplaudido.
La expectación por la supuesta cumbre valenciano-catalana, con los temas pendientes de las diferentes propuestas de financiación autonómica y el polémico trasvase de agua del Ebro hacia Castellón, fue infundada. No hubo reunión, ni anterior ni posterior a la exposición, sólo un breve encuentro de minutos, y el valenciano no participó del ágape organizado por los promotores del acto.
Las declaraciones se limitaron a los discursos protocolarios, y en éstos, alguna pulla: Eduardo Zaplana exaltó la confianza que los valencianos tienen en su futuro y elogió la exposición: "El arte nos da una visión de la historia con distancia, en la que se huye de la polémica absurda".
El dirigente popular aseguró ayer, pocos días después de que el escultor José Sanleón destruyera una de sus obras por su discutido traslado a la entrada del Instituto Valenciano de Arte Moderno, que en su comunidad el arte "no tiene otro sentido que la política basada en la comprensión y el diálogo".
A continuación Zaplana, que empleó únicamente el castellano en su alocución, recordó los vínculos existentes entre las comunidades vecinas: "La misma historia, tradición y sensibilidad". Lo que obligó a que el presidente de la Generalitat, en su turno, además de referirse a la araña descreída, también hiciera alarde de la confianza de los catalanes en su futuro y se refiriera a los lazos que unen a las dos comunidades. Y los enumeró: "La historia, la tradición, la sensibilidad... y la lengua".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.