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La policía frustra la irrupción de un centenar de manifestantes en el pleno del Consistorio granadino

El pleno del Ayuntamiento de Granada estuvo marcado ayer por tres protestas ciudadanas. La más contundente fue la de un centenar de vecinos de la zona norte, la más pobre de la ciudad, que intentó penetrar en tromba en el salón de plenos. La Policía Local y funcionarios municipales se lo impidieron cerrando las puertas. Un hecho que fue criticado por el PP. Los propios vecinos, la mayoría de etnia gitana, tildaron la actitud policial de "racista, represiva y agresiva". Ante el pleno también protestaron ayer afectados por la movida y un grupo de mayores.

Ninguno de los incidentes llegó a entorpecer el desarrollo del pleno. Los vecinos que intentaron irrumpir en él pertenecen a la Asociación de Búsqueda de Empleo Solidario (ABES). Unos doscientos de sus miembros llevaban 24 horas manifestándose frente al Consistorio para reclamar un plan de empleo para el norte de la ciudad. Los vecinos se encararon con la decena de agentes locales que custodiaba la puerta del salón de plenos. Dentro se vivieron unos minutos de tensión hasta que el primer teniente de alcalde, el socialista Antonio Cruz, logró apaciguar los ánimos de los manifestantes e invitó a diez de ellos a entrar. El resto abandonó pacíficamente el Ayuntamiento. Entretanto, la Policía Local había activado su alerta máxima y reunido a varias patrullas frente al consistorio.

El presidente de ABES, Ángel Rubio, aseguró que la intención de los vecinos no era interrumpir el pleno, sino presenciarlo. Explicó que primero intentó entrar un grupo pequeño, pero que la policía se lo impidió. "Fue entonces cuando decidimos entrar todos. Logramos subir, pero la policía sacó las porras e, incluso, golpeó a algunos de nosotros", aseguró.

Los agentes desmintieron estas afirmaciones a los periodistas, que tras el cierre de la puerta no pudieron presenciar la situación. La Policía Local dará el lunes su versión.

El portavoz del grupo municipal del PP, Francisco López Pastor, criticó el cierre de las puertas. "Un pleno es público", aclaró.

El alcalde, el socialista José Moratalla, admitió haber pasado "un momento inquietante y violento". "Una cosa es querer entrar en el pleno, a lo que tienen derecho todos los ciudadanos. Otra, irrumpir para tratar de paralizarlo o boicotearlo. Y hoy [por ayer] sí que ha habido una situación tensa", dijo.

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