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ENRIQUE DÁVILA - ONCÓLOGO

"Ni la dieta ni el estilo de vida previenen el cáncer de mama"

El colombiano Enrique Dávila, oncólogo y hematólogo del hospital Monte Sinaí de Miami (EEUU) e investigador principal de dicho hospital, participó en el estudio del Instituto Nacional del Cáncer de aquel país que demostró que un fármaco ya existente, el tamoxifeno, previene contra el cáncer de mama. Es, hasta el momento, el único fármaco que previene contra cualquier tipo de cáncer, y su uso lo autorizó EEUU en octubre de 1998. En España se comercializa bajo la marca Nolvadex, aunque ya hay disponible el genérico de tamoxifeno. Dávila visita España para asistir a un simposio sobre cáncer de mama que se celebra esta semana en Barcelona y es tajante al respecto: excepto el tamoxifeno, nada hay científicamente comprobado que prevenga contra el cáncer de mama: ni la dieta ni el estilo de vida. "Ciertamente se han observado diferencias de tasas de cáncer en Japón y Estados Unidos, por ejemplo, y entre personas que tienen estilos de vida diferente, pero eso no demuestra nada científicamente. Son conclusiones más emocionales que científicas".Pregunta.Cada vez hay más altas tasas de cáncer en todo el mundo. En España están creciendo enormemente. Y a veces se cree que esto tiene que ver con el estilo de vida de los países industrializados.

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"Ni la dieta ni el estilo de vida previenen el cáncer de mama"

Respuesta. Hay un epidemia de cáncer en todo el mundo y eso no tiene que ver ni con la dieta ni con el estilo de vida, sino con que la población mundial es más vieja. Cuando en 1920 el promedio de vida era de 35 o 37 años, obviamente el cáncer y la enfermedad coronaria no existían. Porque la gente no era suficientemente vieja para desarrollarla. Cuando el promedio de vida llega a los 76 años en los países avanzados, entonces aparecen otras enfermedades. La gente ya no se muere de tuberculosis o de apendicitis. El factor de riesgo más importante para el desarrollo del cáncer es la edad. Para el cáncer de mama también. Si uno hace una tabla puede comprobar cómo aumenta progresivamente con la edad. La realidad es que la evidencia científica válida sobre la dieta es prácticamente cero. Sí la hay respecto a las enfermedades coronarias y otras dolencias.

P. ¿Tampoco hay factores externos que favorezcan el desarrollo de un cáncer? La gente lo asocia a veces con haber sufrido un grave problema emocional.

R. No, tampoco. No hay evidencias científicas de que los cambios emocionales y dietéticos tengan consecuencias ni inmunológicas ni oncológicas.

P. ¿Entonces, decía usted, la única prevención es la farmacológica?

R. Sí, en prevención la única evidencia científica es nuestro estudio. Lo hicimos con más de 13.000 mujeres que tenían un riesgo mayor de cáncer que la población promedio. A la mitad le dimos tamoxifeno y a la otra mitad, placebo. El estudio comenzó en 1992 y debía terminar en 2002, pero rompimos el código en 1998 porque ya vimos una diferencia sustancial entre los dos grupos. El resultado era que el tamoxifeno lograba disminuir la incidencia de cáncer de mama en un 50%.

P. ¿Cúales son las mujeres consideradas de alto riesgo que podrían usar este fármaco?

R. Las que tienen edad avanzada, las que tuvieron la menarquia (primer periodo) temprano, las que tuvieron tarde su primer hijo vivo (antes al cáncer de mama se le llamaba el de las monjas; los embarazos tempranos protegen) y las que tengan antecedentes familiares.

P. También parecen haberse obtenido resultados similares con otro fármaco, el raloxifeno.

R. Sí, fue un estudio muy corto basado en un hallazgo casual cuando se analizaba la osteoporosis. Por eso estamos ahora en otra investigación, llamada STAR, que pretende comparar las dos sustancias y ver cuál es mejor y cuál más tóxica. También estamos haciendo un estudio sobre el cáncer de próstata, analizando posibles sustancias, como el selenio, que sirvan para prevenirlo.

P. ¿Por qué hay tantas diferencias en la supervivencia y la prevalencia del cáncer entre Estados Unidos y Europa?

R. No estoy muy seguro de que haya tantas diferencias. Las estadísticas hay que mirarlas siempre con relación al estadio del cáncer. En EEUU, el 70% del cáncer de mama diagnosticado está en estadio 1 o 2, y casi el 50% se descubre con mamografía. Así que son tumores que miden 5 milímetros. El estadio 3 de cáncer de mama, que es localmente avanzado, muy grande, es extraordinariamente raro en EEUU (el 6%) y, sin embargo, es el estadio de cáncer más común en el resto del mundo. Allí se hacen más mamografías que en Europa.

P. Es que aquí las paga el Estado.

R. (Se ríe). Yo no sé cuál es la razón. Hay dos aspectos a tener en cuenta en las mamografías. El primero es que se hagan y el segundo es la preparación de la persona que las lee, lo que está muy regulado en EEUU. No todas las mamografías son iguales. Así lo comprobó Canadá, que vio cómo las suyas tenían menos calidad. Porque la mama no es fácil de analizar. Yo soy oncólogo, pero no leo mamografías. Tengo dos doctoras que todo lo que hacen es mirar mamografías desde que se levantan hasta que se acuestan.

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