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La Justicia investiga si se manipularon pruebas en el accidente del 'Proof Spirit'. El juez estudia la actividad del camión que suministró el combustible al 'Proof Spirit' el día del accidente

Las flagrantes contradicciones entre varios testimonios y la anormal -por elevada- presencia de gasolina en el combustible suministrado al buque Proof Spirit han movido al juzgado encargado del caso a comprobar si algunas de las pruebas aportadas al sumario han podido ser amañadas. Concretamente, el fiscal que investiga el accidente ocurrido en Valencia, el que murieron 18 trabajadores, indaga si el gasoil analizado fue manipulado antes de su entrega al juez.

El representante del ministerio público Jaime Cussac ha pedido al juez que investiga la causa, Francisco Barber, que ordene a la Policía Científica una tarea inequívoca: Comprobar el origen de las muestras de combustible aportadas a la investigación, prueba básica a la hora de determinar las razones del siniestro ocurrido en julio de 1997 en los astilleros de Unión Naval de Levante (UNL) en Valencia.Según fuentes cercanas al caso, la decisión de Cussac sugiere que alguien pudo violar el precinto con el que las autoridades policiales y judiciales restringieron el acceso al lugar de los hechos. Varias circunstancias, siempre según esas fuentes, alimentarían esas, de momento, meras sospechas: la elevada presencia de gasolina en el gasoil (un 7%, muy por encima de lo normal en estos casos) y el relato del camionero que transportó hasta los astilleros el combustible suministrado al buque. Éste, Genaro A. M., explicó en el Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia la dificultad de que se hubiera suministrado al Proof Spirit gasóleo contaminado con hidrocarburos ligeros. Según sus declaraciones a juez y fiscal, las diferentes mangueras utilizadas para la descarga de cada combustible y el sistema de vaciado de la cisterna hacen imposible la convivencia de las dos sustancias.

Sin embargo, el combustible aportado al juzgado indica lo contrario, tal como certifican dos informes científicos. Según ambos, la gasolina multiplica "la virulencia del incendio en los primeros instantes" y, por tanto, agravó la deflagración. La tragedia laboral ocurrida en Valencia es la más grave de los últimos tres lustros en España.

La intención del fiscal de investigar el origen de la gasolina analizada demuestra la importancia de la composición de ésta en el transcurso de la investigación. En principio, las pesquisas del juzgado se centraron en las causas por las que una junta mal sellada permitió la fuga de combustible que provocó la deflagració en la sala de máquinas del buque.

Los resultados en ese sentido no han sido espectaculares. Además, los esfuerzos de los investigadores cambiaron de dirección tras el informe elaborado a petición de UNL. Tres catedráticos de la Universidad Politécnica de Valencia contratados por la naviera -ahora, Inversiones Marítimas del Mediterráneo- certificaron que la presencia de gasolina en lo que debiera haber sido, casi en estado puro, gasóleo, agravó los efectos de la explosión.

Un informe elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas a petición del fiscal ratificó esas conclusiones. A pesar de ello, el transportista niega que el camión que condujo hubiera cargado o descargado cantidad alguna de diesel. La comprobación del origen de la gasolina vendrá a sumarse a las indagaciones hechas en ese campo. Ahora, el juez trabaja para conseguir nuevas pruebas en ese sentido.

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De hecho, Barber solicitará la lista de cargas y descargas realizadas por el transportista imputado el día del accidente, el 3 de julio de 1999, apuntes contables que la legislación vigente obliga a registrar. El magistrado, siempre en esa línea de investigación, impulsada por el fiscal, también citará como testigo al operario de la gasolinera de Xeraco (La Safor) en la que repostó el camión antes de encaminarse hacia los astilleros de UNL. En principio, éste simplemente deberá aclarar -si es que lo recuerda- el combustible adquirido por el transportista.

En cualquier caso, la complejidad de la causa y la nueva orientación de las pesquisas demorarán aún más el fin de la instrucción del caso, que en julio cumplirá su tercer aniversario. Los esfuerzos del Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia colisionan con la enorme dificultad de averiguar qué ocurrió en la sala de máquinas del barco, en la que trabajaban los 18 operarios fallecidos. De hecho, los testimonios de los compañeros de las víctimas, mayoritariamente, trabajadores de otras empresas subcontratadas por UNL, no han arrojado luz sobre el asunto.

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