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CULTURA

Martorell reclama una arquitectura para los ciudadanos y defiende sus intereses frente a los promotores

Josep Martorell dejó ayer clara su visión de la responsabilidad del arquitecto en la elaboración del paisaje de la ciudad, pero fue más allá. Este integrante del estudio de arquitectura catalán MBM -al que también pertenecen Oriol Bohigas y David MacKay y que lleva 50 años de actividad a sus espaldas- destacó la continuidad en la relación que conforman el edificio, el entorno urbano y la persona: "El edificio no es un objeto en sí mismo, sino una parte de la ciudad y tiene como misión ayudar a vivir mejor a la gente". Poco antes de intervenir en la conferencia que pronunció ayer en el aula magna de la Universidad de Valencia promovida por Salvem el Botànic, Martorell se detuvo en la responsabilidad social de la arquitectura, su importante papel en la convivencia y en la configuración de los espacios públicos. Pero también descendió al plano real de la profesión. Dado el "destino colectivo" de la ciudad, "los intereses colectivos han de prevalecer por encima de los legítimos de los promotores", manifestó. Por ello, apostó por la opinión de los representantes ciudadanos frente a la de los promotores en las decisiones sobre la ciudad. Dando un paso más, esta vez hacia el escenario urbanístico en Valencia, Martorell comentó las actuaciones urbanísticas que se desarrollan en los extremos norte y sur de la ciudad. No sólo destacó el "fenómeno extraño" de que la ciudad crezca a pesar de su estancamiento de habitantes, sino que se opuso a las grandes construcciones: "No hay necesidad de edificios de 20 plantas en una ciudad como Valencia". Sí quizas de forma puntual, pero no de forma continuada y marcada por el "abuso de masa edificada". Así definió el resultado de las intervenciones en la avenida de las Cortes Valencianas, a modo de doble franja de edificios altos que ocultan y "ensombrecen" los situados a sus espaldas. La conferencia contó con la intervención del periodista Miguel Ángel Villena y la profesora de la Escuela de Arquitectura Trinidad Simó, quien introdujo a los ponentes y advirtió del peligro de la arquitectura de la "contemplación y el turismo".

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