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Pugna por la herencia de un 'burgués ilustrado'

Francesc Valls

La sala de actos de La Pedrera estaba llena a rebosar. El cartel había levantado expectación. Con motivo de la celebración del 25º aniversario de Convergència Democràtica (CDC), la Fundación Ramon Trias Fargas sentó alrededor de la mesa a tres primeros espadas: Pasqual Maragall, Macià Alavedra y Artur Mas. El objetivo era recordar la figura de Trias Fargas, uno de los líderes de Convergència, aunque proveniente del nacionalismo laico de Esquerra Democràtica."Ramon Trias supo leer los signos de los tiempos", dijo en la presentación del acto el secretario general de Convergència Democràtica, Pere Esteve, en un tono casi conciliador. Pero los ponentes lo tomaron al pie de la letra y cada uno de ellos hizo su personal lectura del legado de Trias.

Macià Alavedra, ex compañero de fatigas en Esquerra Democràtica, lo definió como "la ortodoxia liberal que se ha acabado imponiendo". "Él era un nacionalista y un liberal y lo expresaba en un momento político dominado por las ideas marxistas; han pasado los años y ahora su línea la recomienda la OCDE y las economías europeas, estén dominadas por liberales o socialistas". El ex consejero de Economía rescató al Trias liberal, pero también al "burgués ilustrado, al humanista que había leído a los clásicos" y al nacionalista radical que "ofrecía su colaboración cordial con una España capaz de respetar los derechos nacionales".

En esa misma línea del "liberal auténtico" insistió Pasqual Maragall, quien quiso hacer catequesis a sabiendas de que estaba en tierra de infieles. El líder de la oposición rescató al Trias incómodo para una Convergència i Unió cada vez más dispuesta a dar el sí a José María Aznar. "Trias quería una Cataluña fuerte, bien definida y que las negociaciones con Madrid las afrontaran conjuntamente socialistas y convergentes", dijo Maragall ante un auditorio en el que comenzaba a hacerse evidente algún que otro signo de incomodidad.

"Si el nacionalismo va a captar los votos de la derecha podemos tener una derecha pura y dura, nacionalista, y una izquierda poco nacionalista", según la interpretación de Trias que hizo Maragall, quien alertó sobre el peligro de división del país que ello comportaba.

El líder de la oposición también quiso recordar al Trias que más le atemorizaba, el que había sido su jefe en el servicio de estudios del Banco Urquijo. "El que me dijo cuando me fui a trabajar como economista Ayuntamiento de Barcelona: 'Así que ahora, Maragall, visera y manguitos'", explicó. Ese era el Trias al que la lectura de los clásicos griegos dio como armas la ironía y el sarcasmo, pero también el liberal que "en cuestiones decisivas, años después, decía que los catalanes debíamos ir juntos", concluyó un decidido Maragall.

Artur Mas, por su parte, glosó a otro Ramon Trias, el de la soberanía política y la autonomía financiera. "Las banderas que levantó, aún siguen en alto", concluyó el consejero de Economía. Al acabar el acto, un dirigente de CDC sentenció: "Hemos reunido al pasado, al presente y al futuro". No quedó muy claro que papel representaba cada cual.

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