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EN BUSCA DE LÍDERES El reciclaje de los políticos ISABEL USOBIAGA

La autora sostiene que en nuestro país no existen figuras políticas de altura.

Es interesante ver crecer en nuestras calles los contenedores de diferentes colores, aptos para el reciclaje de diversos materiales de deshecho. Nos hemos sumado al cuidado del planeta que observan ya nuestros hermanos mayores de otros países europeos así como norteamericanos. Perdonemos la vida de muchos árboles haciendo de papeles usados otros nuevos. Y quien dice el papel ha de pensar en el vidrio, los envases metálicos, los plásticos y la materia orgánica que, hábilmente separados, nos ayudarán a cuidar el medio ambiente. Cuidemos el planeta, sí, este viejo planeta que a todos nos sostiene.Pero esto del reciclaje tiene todavía más ventajas. Atrás queda olvidado el vetusto y único cubo de basura que tenía un sitio preciso bajo el fregadero en todos los hogares. Ahora pueden lanzarse como lo más in, diferentes y divertidos cubos de todos los colores, coincidiendo cada uno de ellos con el del contenedor que espera el vaciado de su contenido en la calle, con lo cual, ahí tenemos una maravillosa y ecológica idea para regalos originales. Lo malo entonces es el espacio, pero, ahí está el ingenio de los decoradores, buscando el lugar más idóneo para cada uno de estos nuevos y ecológicos regalos, que nos darán, por ejemplo, la idea de poner el cubo para el vidrio junto al mueble bar del salón, o el del papel en el cuarto de baño, que es donde en muchos hogares acaban leyéndose los periódicos y revistas.

Y puestos a reciclar, hace tiempo que venimos notando la escasez de líderes en nuestro panorama político; hasta podríamos pensar que líderes, como madre, no hay más que uno. Los mismos nombres son reelegidos una y otra vez, legislatura tras legislatura, y así el panorama político continúa siendo desde hace más de 20 años casi idéntico a sí mismo.

Y podemos preguntarnos: si no existe un líder, ¿ por qué no encontrarlo también de reciclaje? ¿Porque esto del reciclaje no es lo mismo que lo que está ocurriendo con los políticos en algunos casos? Nos encontramos que un partido descabezado y que parece que se ha evaporado, como ave fénix que resurge de sus cenizas, aparece de nuevo mostrando el nombre de un nuevo líder, o incluso surge un partido cuyo nombre es creado de las siglas que salen desde el deletreado de un apellido.

Vale por el esfuerzo creativo de resucitar partidos o de crear otros nuevos, pero, ¿es que en este país no existen más figuras populares que los que pasan por las cárceles? Aunque bien mirado, en el fondo es similar a lo del reciclaje de la basura. Si de unos periódicos viejos podemos hacer unos preciosos cuadernos nuevos, el colmo de la rehabilitación mediante el sistema penitenciario sería lograr hacer de un convicto un magnífico líder político capaz de llegar a La Moncloa.

Pero, puestos a buscar caras públicas, bien podríamos echar mano de algún actor en decadencia como en Estados Unidos lo hicieron con Reagan, o también podría servir para tal cometido, un senior del futbol, o alguno de nuestros famosos de la jet, que gracias a la prensa rosa son conocidos por todos. Pero no, ya se sabe que los últimos llegados al reciclaje de la basura o también a la democracia, somos siempre los más estrictos al respecto. Si de reciclaje se trata, reciclaremos más que nadie, y puestos a ser demócratas, a demócratas tampoco habrá quien nos gane.

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Es cierto que este nuevo deporte de buscar nombres famosos susceptibles de convertirse en líderes políticos en las cárceles, pese al enorme prestigio que depara al sistema penitenciario español, parece que puede resultar algo preocupante; aunque bien mirado, si alguien es capaz de gestionar un país como en su momento lo hizo con el banco que presidía, lo que le llevó a las primeras páginas de todos los periódicos, o de llevar un país como si de un equipo de futbol se tratara, quizá pronto tendremos la posibilidad de privatizarlo todo, y todos los compañeros del colegio del supuesto presidente podrán convertirse en los grandes accionistas. Y ¿qué sería entonces del Estado? Quizá podríamos pensar que volveríamos a algo similar a los reinos de taifas. Pero, ¿no sería a la vez una solución para el problema de las autonomías e independencias? Pequeños países gobernados como si de empresas se trataran, y de los que serían dueños poderosos accionistas. Sí, claro que "hace falta", como repite el eslogan de uno de los partidos que se presenta a las elecciones. Hace falta pluralidad democrática. Hacen falta líderes, pero ¿a qué precio?

Isabel Usobiaga es médico psicoanalista.

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