Los integristas optan por las pancartas en vez de las protestas
No hubo manifestaciones ni protestas al paso del papamóvil por la calle que conduce a la basílica de la Anunciación, en Nazaret, pero sí pudieron verse algunas pancartas con versículos del Corán y alusiones a la mezquita proyectada por iniciativa del grupo Haraka Islamiye (Movimiento Islámico). El problema, según los cristianos, no es la mezquita, que sería la número 13 de las construidas en Nazaret desde la creación del Estado de Israel en 1948, sino el emplazamiento elegido. Se trata de un terreno inicialmente pensado como aparcamiento para los autocares de turistas que visitan la basílica, cedido después a los musulmanes para su templo. El proyecto se remonta a 1997. El Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu dio luz verde a los musulmanes para construir la mezquita a cambio de apoyo electoral, pero la decisión, que ha provocado numerosos enfrentamientos violentos entre musulmanes y cristianos, disgustó profundamente al Vaticano. El Gobierno de Ehud Barak, que ha heredado el contencioso, ofreció una solución de compromiso: autorizó la colocación de la primera piedra del templo, el 23 de noviembre pasado, pero pospuso el comienzo de las obras al año 2001 para evitar problemas en el Año Jubilar. La solución no ha satisfecho a los árabes cristianos, temerosos de la interferencia que representará una enorme mezquita de 24 metros de altura y un minarete descomunal a unos metros de la basílica símbolo de Nazaret.
La mayoría prevé enfrentamientos y molestias porque las plegarias del muecín interrumpirán las liturgias católicas, como ocurrió el pasado miércoles en Belén cuando el Papa hubo de parar unos minutos la misa que presidía. Ayer, la llamada a la oración en las mezquitas se hizo sin utilizar altavoces, pero era una ocasión excepcional.
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