Un Aviocar de guerra electrónica se estrella en Guadalajara con siete militares a bordo
Un avión C-212 Aviocar del Ejército del Aire se estrelló sobre las 17.45 horas de ayer en el paraje Prado de Cubillejo, en el término municipal de Herrería (Guadalajara), con siete tripulantes a bordo. El aparato, perteneciente al 408 Escuadrón de la Fuerza Aérea, dedicado a la guerra electrónica, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid) había salido de la base de Morón de la Frontera (Sevilla) y se dirigía a la de Zaragoza cuando se precipitó al suelo por causas desconocidas al cierre de esta edición. Es el tercer accidente mortal del Ejército del Aire en lo que va de año.
Destacamentos de bomberos, del Servicio Aéreo de Rescate (SAR), de Protección Civil, de la Guardia Civil y de la Cruz Roja se desplazaron hasta el lugar donde cayó el aparato, cuyos restos se encontraban en llamas. La esperanza de que alguno de los tripulantes hubiera sobrevivido era anoche prácticamente nula, aunque el Ministerio de Defensa no había confirmado ningún fallecimiento.A bordo del aparato viajaban dos capitanes, un alférez, un subteniente, dos sargentos primeros y un sargento, cuyas identidades no fueron difundidas. También se ignoraba la razón por la que el aparato se precipitó al suelo, en una zona boscosa. Según un vecino que presenció el siniestro, en ese momento el cielo estaba nublado pero no había viento ni lluvia.
El avión cayó en el paraje del Prado de Cubillejo, perteneciente al término municipal de Herrería, localidad de 42 habitantes situada en la comarca de La Alcarria, a 1.078 metros de altitud, a ocho kilómetros de Molina de Aragón y a unos 140 de Guadalajara capital.
Base en Torrejón
El avión siniestrado era uno de los dos C-212 Aviocar de la serie 200 con que contaba el 408 Escuadrón del Ejército del Aire, integrado en el Centro de Inteligencia Aérea, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid).
Esta unidad -que cuenta también con un avión Falcon 20 y un Boeing 707- está especializada en misiones de guerra electrónica y proporcionar información sobre emisiones de radar o de comunicaciones.
Por su parte, el C-212 Aviocar (T-12 en nomenclatura militar) es uno de los principales productos fabricados por la empresa española Construcciones Aeronaúticas (CASA). Se trata de un avión de transporte ligero, bimotor, con una velocidad máxima de 380 kilómetros hora, una carga de 2.000 kilos y una autonomía de 1.920 kilómetros. Desde que entró en servicio en 1971 se han vendido más de 400 unidades de este modelo, 75 de ellas al Ejército del Aire español.
El siniestro se produce sólo nueve días después de que el pasado 13 de marzo dos cazambombarderos F-18 se estrellasen en las cercanías de Ejea de los Caballeros (Zaragoza) tras colisionar en vuelo cuando regresaban de unos ejercicios en el polígono de tiro de Bardenas Reales (Navarra). En aquel accidente falleció uno de los pilotos, el capitán Ignacio Segura, mientras que el otro, el teniente Antonio Bermejo, resultó ileso al eyectar el asiento y saltar en paracaidas.
No fue ése el primer accidente mortal sufrido por el Ejército del Aire en lo que va de mes. El pasado día 4, otros dos militares -el teniente José Manuel Navas Martínez y el sargento Martín Zazo León- perdieron la vida al estrellarse un helicóptero Superpuma HV en la carretera de la Punta del Verde, junto a la esclusa del puerto de Sevilla, muy cerca del puento del Quinto Centenario. El aparato acababa de dejar en el hospital militar de la capital anadaluza a un enfermo que había trasladado desde Ceuta.
Inexorable estadística
Esta racha de siniestros contrasta con la situación del año pasado, cuando no se produjo ni un solo accidente mortal, a pesar de que los aviones españoles participaron activamente en la guerra de Kosovo.
Mandos del Ejército del Aire afirman que, más allá de la causa concreta de cada suceso, la estadística a largo plazo es inexorable y a una cifra alta de horas de vuelo corresponde siempre una tasa proporcional de siniestralidad. Si un año no se cumple la estadística, agregan, al siguiente se compensa con creces.
Lo cierto es que desde noviembre de 1994 -cuando un helicóptero UH-10 se estrelló en la isla de Fuerteventura con siete militares- no se producía un accidente con tantas víctimas mortales.
El Aviocar se considera un avión seguro, pero el hecho de que lleve muchos tripulantes hace que sus accidentes sean los que registran mayor número de fallecidos. En marzo de 1998, hace ahora dos años, un C-212 se estrelló en La Cistiérnaga (Valladolid) con un saldo de tres muertos. También en marzo, pero de 1991, otro aparato de este modelo se precipitó al suelo tras despegar de la base de Matacán (Salamanca) con cinco militares a bordo. También fue un Aviocar el que protagonizó el peor accidente de la reciente historia de la Aviación militar española, que se registro en la ex colonia española de Guinea Ecuatorial en enero de 1987 y dejó 22 fallecidos.
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