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Àlex Corretja pasa página

El español recupera su mejor forma y derrota al sueco Enqvist en la final

Los temores desaparecieron anoche de la cabeza de Àlex Corretja. Tras el bache producido el año pasado como consecuencia de las múltiples lesiones y problemas físicos, Àlex ha vuelto a encontrar el camino que pareció cortarse después de ganar el Masters a finales de 1998. Ayer, el tenista español certificó la nitidez de sus ideas, su fortaleza física, y el nuevo potencial que eso le da. Corretja, de 25 años, superó en la final del torneo de Indian Wells, el primer Masters Series (el más importantes tras el Grand Slam), al sueco Thomas Enqvist por 6-4, 6-4, 6-3 en dos horas de juego, y se adjudicó el primer título del año para el tenis español."Sí, estoy contento por la victoria", acertó a decir por los micrófonos de pista, frente a las 16.000 personas que llenaban el estadio de Indian Wells, ubicado en el desierto californiano. "Es una victoria importante para mí. Y evidentemente refuerza mi moral. Aunque siempre ha sido alta". Àlex recibió por su triunfo unos 56 millones de pesetas.

La victoria le permite girar página. Olvidar el horrible 1999, en el que las lesiones no le dejaron desarrollar todo el potencial que apuntó cuando pudo jugar, y cerrar definitivamente el capítulo que abrió su derrota en el Open de Australia frente al jugador local Lleyton Hewitt, que sólo le cedió un juego en tres mangas. Todo eso queda ahora atrás, todo está olvidado. Ya nadie más le preguntará en las conferencias de prensa por esos episodios que comenzaron a cerrarse a principios de febrero cuando Àlex demostró su fortaleza mental ganando sus tres encuentros de Copa Davis ante Italia.

Su recorrido en la primera semana de la gira estadounidense fue impresionante. Del primero al último, todos los partidos fueron complicados. Comenzó con una victoria sobre el eslovaco Karol Kucera, y prosiguió cerrando las opciones del australiano Patrick Rafter. Luego fue el turno del francés Fabrice Santoro. En cuartos de final eliminó a Magnus Norman, y en las semifinales a Nicolás Lapentti. "Lo que más seguridad me da es que me siento bien físicamente. Sé que puedo rendir al mismo nivel desde la primera a la última bola del partido. Y eso es duro para cualquier rival", señala Corretja.

Su partido de ayer frente a Enqvist, finalista del Open de Australia en 1999, fue la mejor muestra de su recuperación. Jugó un tenis de altísimo nivel y no dio opciones a un tenista que acababa de eliminar a Pete Sampras y a Mark Phillipusis. A lo largo del partido perdió sólamente una vez su servicio -al inicio de la tercera manga, cuando ya ganaba por dos sets a cero-. Pero es evidente que su condición física no sólo le permite jugar más rápido, llegar más suelto a las bolas y, por tanto, pensar y pegar mejor, sino que además ha posibilitado una mejora sustancial de su saque. Saca con más velocidad y precisión.

Son esos hechos los que le han situado a otro nivel, al nivel de un top-ten -el lunes aparecerá sexto en la clasificación por puntos-, al nivel que ya estaba en 1998, cuando acabó tercero. Enqvist, décimo mundial, se fue convenciendo de que su juego no le bastaba para perturbar a Corretja. Cedió las dos primeras mangas con la pérdida de dos saques y cuando pareció despegar, con su primer break en el segundo juego de la tercera, encontró una réplica fulminante. Àlex recuperó la igualdad en el juego siguiente y arrebató el saque del sueco por cuarta y última vez en el quinto juego. Aquello le bastó.

Enqvist vio impasible como Corretja llegaba a bolas más difíciles y realizaba con ellas puntos de ensueño. Uno de los mejores fue un revés cortado paralelo, suave y colocado que Enqvist sólo atinó a admirar. Al final, el sueco ya perdido y desesperanzado sólo esperaba la clausura.

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