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De nuevo Kosovo

De nuevo Kosovo. Aunque no se cumpliera el primer aniversario de la decisión de la OTAN de llevar a cabo los bombardeos, (...) habría que pensar en ese desafortunado rincón de los Balcanes. Es un caos. (...) Las mayores dificultades preceden a la guerra. La primera es el líder de Serbia, Milosevic (...), todavía dispuesto a crear problemas. El otro problema es la larga historia de odio entre los serbios y los albanokosovares. A estos problemas habría que añadir una mezcla de disentimiento, confusión y parsimonia entre los que lucharon por Kosovo y los que ahora lo dirigen. El riesgo es que la OTAN, que ganó la guerra, está a punto de perder la paz.Esto no debe ocurrir. Las fuerzas de paz necesitan más soldados, más policías, más jueces, más dinero. Pero también deberían ponerse de acuerdo en cómo utilizarlos y en cómo crear una sociedad multiétnica tolerante donde antes no existía.

No es una tarea fácil. La guerra intensificó las antiguas animosidades. También fortaleció la creencia entre muchos albanokosovares de que Kosovo sería un Estado independiente. (...)

La independencia obligaría a los kosovares a hacerse cargo de sus propios asuntos. Ahora tienen a la OTAN para su seguridad y a la ONU para la administración, mientras muchos de ellos se dedican al narcotráfico y al contrabando y se benefician del limbo general en el que viven. La única esperanza para Kosovo es la autonomía sancionada por la ONU. Ésta, combinada con una firme pacificación y una administración adecuadamente dotada, podría hacer que funcionara, al menos por algún tiempo.

Londres, 18 de marzo

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