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La falta de presupuesto obliga al MNAC a reducir sus actividades

Suspendidas dos de las exposiciones programadas para este año

El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) se ha visto obligado a suspender dos de las exposiciones previstas para este año debido a la falta de presupuesto para asumir los gastos de estas actividades. De momento, las exposiciones afectadas son la que pensaban dedicarse a la medalla modernista -que posiblemente acabará celebrándose el próximo año- y al pintor catalán Marià Pidelaserra. El principal museo catalán padece un estrangulamiento económico que se ve agravado por el retraso histórico en la finalización de las obras de reforma de su sede, el Palau Nacional de Montjuïc.

Desde hace 15 años, el MNAC figura como una de las principales prioridades culturales de Cataluña, pero durante este tiempo ha tenido menos suerte que el Liceo, el Auditori, el Teatre Nacional de Catalunya, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y el Museo de Historia de Cataluña. La falta de voluntad política para convertir el museo en un centro de referencia internacional en el estudio y la divulgación del arte medieval y moderno se ha vuelto a poner de manifiesto en el estrangulamiento económico que sufre el centro y que le impide programar, entre otras actividades, exposiciones de relieve internacional. De momento, la falta de presupuesto ya ha obligado a suspender dos exposiciones de pequeño y mediano formato programadas para este año, una dedicada a la medalla modernista y la otra a revisar la figura del pintor Marià Pidelaserra (Barcelona, 1877-1946). La primera se realizará probablemente el año próximo; presumiblemente, la segunda se perderá sin remedio.Exposiciones temporales

El MNAC tiene programadas esta temporada exposiciones de reducido presupuesto dedicadas a la historia de la fotografía catalana, los tejidos coptos que nutrieron la imaginería medieval, la colección estadounidense Meadows -que incluirá obras de pintores desde el siglo XVII hasta el XX y que se realiza con la colaboración de la Fundación Thyssen-, y al fotógrafo mallorquín Toni Catany.

A la escasez del presupuesto se suma el hecho de que la sala de exposiciones temporales, situada en el sótano, comienza a resultar pequeña para acoger las actividades de todos los departamentos, especialmente si se tiene en cuenta que una parte la ocupa la Colección Cambó y que, a partir de ahora, también deberá asumir las exposiciones del Museo de Arte Moderno (MAM), que perderá la sala dedicada a las exhibiciones temporales cuando se clausure, el próximo 2 de abril, la retrospectiva dedicada a Isidre Nonell.

Situado en el parque de la Ciutadella, en el mismo edificio que el Parlament, el MAM se trasladará al Palau Nacional cuando acaben las obras de reforma, y eso no ocurrirá antes de 2003. Hasta entonces, el MAM vivirá un auténtico periodo de provisionalidad ya que la ampliación del Parlament exige que abandone algunas de las salas que utiliza en la actualidad. Por este motivo, en los próximos años el MAM repartirá sus fondos y actividades en tres sedes. La exposición permanente seguirá en su ubicación actual. Las exposiciones temporales las realizará en la sala del MNAC y el depósito de sus fondos deberá trasladarlo a una nave de seguridad situada en la Zona Franca. Hasta allí deberán desplazarse los especialistas que deseen estudiar los fondos del museo.

El Museo Nacional de Arte de Cataluña desconoce cuál será su presupuesto ordinario para el año 2000 ya que está a la espera de que la Generalitat, que aún está elaborando sus presupuestos, indique cuál será su aportación. Desde hace tres años, el centro vive una situación totalmente irregular debido al enfrentamiento soterrado entre las dos intituciones que forman parte de su patronato. En 1997, el Ayuntamiento de Barcelona decidió en pleno municipal reducir PASA A LA PÁGINA 6

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VIENE DE LA PÁGINA 1 de forma progresiva su aportación por considerar que al ser un museo nacional es la Generalitat la que debe asumir la mayor parte del gasto ordinario. El Gobierno catalán no acepta esta reducción, pero a lo largo de este tiempo ha ido asumiendo la diferencia para asegurar el presupuesto del museo, que, de todas formas, ha tenido que hacer lo imposible para aumentar sus ingresos propios. En 1999, el MNAC tuvo un presupuesto ordinario -mantenimiento del edificio, personal, conservación y actividades- de 1.570 millones de pesetas. De éstos, 520 fueron ingresos propios, 700 los aportó la Generalitat y 350 el Ayuntamiento de Barcelona, que este año ha entregado ya su aportación de 300 millones.

Las diferencias respecto al gasto ordinario es uno de los asuntos que tiene bloqueada la aprobación de los nuevos estatutos del centro, que tenían que haberse aprobado hace tres años, tiempo durante el cual también han estado paralizadas las obras. Esto último no se produjo tanto por la desavenencia entre las citadas administraciones como debido al empeño de la Generalitat a que el Ministerio de Educación y Cultura continuara pagando una tercera parte del coste de las obras. El Gobierno central está de acuerdo, pero tras aportar 3.000 millones a las obras -las fases anteriores permitieron instalar las colecciones de arte románico y gótico- exigió que, a cambio de aportar otros 1.500 millones para contribuir a completar el proyecto -con la instalación de las colecciones de los siglos XVI al XX-, se le asignara un puesto en el patronato del museo. En julio del pasado año estuvo a punto de firmarse el convenio, pero al final la Generalitat rechazó la entrada del ministerio.

Ante la necesidad de continuar las obras, que finalmente se reanudaron hace un mes, el Ayuntamiento y la Generalitat acordaron adelantar sus aportaciones -que suman 3.000 millones- a la espera de que se alcance un acuerdo con el ministerio. Por tanto, la financiación de las obras se halla ahora al albur de los acuerdos con la Administración central que puedan alcanzarse tras las elecciones del pasado domingo, en las que CiU dejó de ser imprescindible para el Gobierno del PP.

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