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Dos centímetros para la posteridad

Pervivir. Pasar a la posteridad. Trascender. Por realizar tales anhelos hubo quien llegó a aniquilar a sus rivales. La expresión de su logro era sencilla. Y rectangular: el sello. Hasta hace poco había que ser rey, espadón o gobernante para lograrlo. Hoy, al menos en España, no hay que poseer un cetro o un cañón para ver el propio rostro estampado en los sellos de Correos con la espalda engomada y lista para el lengüetazo. Que se lo pregunten a Alejandro Sanz, el cantante de facciones varoniles, o a su colega Julio Iglesias, el tímido jugador del equipo de los Sagrados Corazones de la madrileña calle de Martín de los Heros. O al periodista Iñaki Gabilondo, al diseñador de moda Jesús del Pozo o a los humoristas Gallego y Re o Antonio Mingote. Sus efigies aparecerán pronto en sellos emitidos por España. Concretamente, el próximo mes de octubre.¿Cómo lo han conseguido? Por su nombradía. Su fama, vamos. No han tenido que liquidar a nadie, que se sepa. Sencillamente, algún particular, tal vez alguna institución, barajó su nombre y alguien se tomó la molestia de redactar unas líneas, quizá un informe con más detalle. Una vez hecho el texto, el promotor se informó del trámite: Comisión de Programación de Emisiones de Sellos y Otros Signos de Franqueo. Funciona bajo esta denominación desde 1981.

Es ésta una entidad mixta. Forman parte de ella 11 representantes de la Vicepresidencia del Gobierno, los ministerios de Economía y Hacienda, la Entidad Pública de Correos y Telégrafos, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Organismo Autónomo para el Mercado de Tabacos, sí, sí, de tabacos, amén de directivos de la Federación Española de Sociedades Filatélicas, la Asociación Nacional de Empresarios de Filatelia y un representante del aproximadamente medio millón de coleccionistas privados de los que hay en España, una de las 10 grandes potencias filatélicas del mundo. En esta ocasión se trata del arquitecto Luis Alemany.

El organismo responsable de decidir qué sellos se emiten en España se reúne al menos una vez cada trimestre y estudia el centenar y medio de peticiones que recibe de instituciones o de particulares. Su secretario es el jefe del Área de Filatelia de Correos, Manuel González García.

Visadas las peticiones recibidas, la Comisión de Programación selecciona una treintena de ellas. "Normalmente las decisiones se adoptan por consenso", precisa González García. Una vez logrado el consenso, la Comisión resuelve. Antonio Banderas, el futbolista Raúl, el ciclista Induráin, el bailarín Joaquín Cortés, Emilio Aragón, Luis del Olmo y Forges, además de los mencionados Sanz, Iglesias, Gabilondo y Del Pozo, tendrán su sello entre el 6 y el 13 de octubre del año 2000. Mejor dicho, tendrá cada uno de ellos medio millón de sellos, que serán estampados en huecograbado. Mostrarán el valor facial de 200 pesetas de venta al público. El tamaño de cada timbre postal será de 105 por 78 milímetros.

También contará con una emisión parecida, aunque de 1,5 millones de sellos, Jose María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, muerto en 1975 y beatificado en 1992. "La propuesta de dedicar un sello a Escrivá procedía del entonces alcalde de Barbastro ", cuenta Manuel González García. "Recibimos la petición de algunos particulares vinculados a la Obra y decidimos apoyarla por tratarse de un hijo de Barbastro medalla de honor de la localidad", añade Rafael Fernández de Vega, de 35 años, alcalde de la villa altoaragonesa por el Partido Popular hasta junio del año pasado. El sello, 70 pesetas de valor facial, será emitido el próximo junio.

Pero la ambición de los comisionados programadores no abarca sólo a personas célebres, vivas o difuntas, como Carlos I en su quinto centenario. También se extiende a personajes de ficción, como Roberto Alcázar y Pedrín, dos fachas de tomo y lomo, personajes de tebeos, que violentaron la infancia de millones de niños españoles en la era de Franco, quien, también durante lustros, exhibió su calva en los sellos españoles por la nombradía, mayormente, de su pistola. Trascender. Pervivir...

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