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ACTUACIONES

La Abadía abre sus puertas a las músicas del mundo

Si el siglo XX ha estado definido por la información, es probable que el XXI se caracterice por la integración. Ese espíritu conciliador parece presidir el primer ciclo Músicas de La Abadía, en cuyo programa figuran nombres repartidos a lo largo y ancho de una generosa paleta estilística: cantantes procedentes de lugares tan distantes como Senegal y Mongolia, grupos de talante y configuración diversa adscritos a las llamadas músicas étnicas, jazz y folclores varios conviven en un cartel abierto, flexible y ambicioso.La actuación más inminente, esta misma noche, estará protagonizada por un dúo de grandes de la improvisación pertenecientes a distintas generaciones, pero muy unidos por un concepto musical afín. Ellery Eskelin, de 40 años, es un valioso saxofonista tenor capaz de expresarse con aplomo en diferentes lenguajes, y cuya discografía cuenta ya con títulos tan reputados como Figure of speech (1991), One great day (1996) o Dissonant characters (1998), este último grabado precisamente junto a Han Bennink, el músico que le acompañará en su presentación madrileña.

Espontaneidad

El veterano percusionista holandés, genuina historia viva del jazz europeo, ha colaborado en multitud de iniciativas marcadas por la espontaneidad y la más alta exigencia expresiva. Ahora, a punto de cumplir los 58 años, mantiene intacta su filosofía musical y verle tocar todavía es un verdadero espectáculo, tanto acústico como visual.

No menos estimulantes prometen ser la sesiones de los congoleños Tambores de Brazza, un grupo de 14 miembros que hermanan la tradición africana con tendencias actuales, y la del pianista norteamericano Uri Caine con su polémica relectura de las Variaciones Goldberg, de Bach, desde la perspectiva del jazz de última generación.

El folclore instrumental del grupo finés Troka y la peculiar forma de fusión que proponen los integrantes de la banda irlandesa Sin É acercará el programa a la recta final. En ella participarán el Ars Ensemble del mallorquín Joan Valent, un músico polivalente de denso currículo tanto en el mundo del pop como de la música clásica, y Lúnasa, otro grupo irlandés, pero esta vez de corte más tradicional. El espléndido cantante y guitarrista Waldemar Bastos cerrará un ciclo cuya apuesta de futuro merece continuidad.

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