El arte de la seducción
M-Clan y Babel FishJardines de los Viveros. Valencia, 16 de marzo de 2000."¡Sois increíbles! ¿Queréis escuchar alguno de nuestros temas completamente nuevos?", preguntó al público el cantante de Babel Fish, Jan Van Ravens. La respuesta (afirmativa, por supuesto) no se hizo esperar. Babel Fish había conseguido meterse al público en el bolsillo desde el preciso momento en que pisaron el escenario. Todo lo demás ya vino rodado. "Eso me hace muy feliz", agradeció el vocalista al tiempo que comenzaba a sonar Coming up in air, una de las canciones que el grupo noruego registró hace pocos más de un mes y que irá incluida en su próximo álbum. A partir de ahí, el cruce de cumplidos y ovaciones entusiastas no cesó en toda la actuación. Van Ravens, un front-man indiscutible y que parecía dominar a la perfección el arte de la seducción y la comunicación, aseguraba que esa era "una de las noches más grandes" de su vida, y los fans le correspondían con auténtico fervor al grito de "torero, torero". Una gran fiesta. También la música, por supuesto, estuvo a la altura de las circunstancias. Un florido ramillete de canciones elaboradas a partir de un patrón familiar (el del pop de corte más clásico; no fue una casualidad, pues, que en el capítulo de versiones optaran por The Beatles), pero que dejaba al descubierto ciertas deudas pendientes con el rock progresivo o el heavy baladístico: desde los envolventes arreglos de teclado a su inclinación por los tiempos más sosegados. La locura, eso sí, llegó con Manía. El tema que, tras ser incluido en un anuncio televisivo, se ha convertido en el estandarte de la banda. Lo sorprendente, no obstante, fue la interpretación con que la que Babel Fish obsequió a sus seguidores: una lectura dilatada hasta el infinito que les permitió jugar con el estribillo, exhibir sus dotes como instrumentistas y hasta insertar un pasaje al más puro estilo Studio 54.
Faceta melódica
No lo tenían demasiado fácil los murcianos M-Clan para superar el listón. Pese a todo, contaban a su favor con la complicidad de un buen sector del público, con su excelente reputación como banda de directo y con las canciones de un disco, Usar y tirar, que les ha permitido desligarse de la etiqueta de grupo de rock setentero gracias a sus incursiones en un pop-rock pulcro y fresco, y que subraya la faceta más melódica de la banda. La abundancia de estribillos pegadizos (en Quédate a dormir o No quiero verte) no significa, sin embargo, que M-Clan renieguen ahora de su pasado. La sombra de Black Crowes, Allman Brothers o, incluso, Lenny Kravitz sigue presente. Quedó claro en la lectura que ofrecieron del tema que da título a su último trabajo, aderezada con guiños a los Stones y una absoluta declaración de principios ("Si hemos de cambiar, será para mal") que resume la filosofía vital de la banda.
El broche final a los conciertos de Fallas organizados por la Cadena SER lo pondrán esta noche la cantante cubana Lucrecia y el grupo Leonés Café Quijano. Una sesión de ritmos sabrosones dominada por la salsa, el bolero o la rumba. Lujo (y embrujo) latino.
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