Valencia se poner a rebosar
Recorrer 50 metros por la calle peatonal de Don Juan de Austria sorteando una marea humana y alguna comisión fallera con su banda de música puede costarle un cuarto de hora. Viajar en metro desde la estación de Colón a la de Àngel Guimerà apenas le llevará unos segundos, pero se hacen interminables al ir aprisionado contra los cuerpos de los viajeros que se comprimen en cada vagón.Desde ayer, Valencia se ha convertido en un experimento a orillas del Mediterráneo de las brutales densidades que sufren las ciudades japonesas. Los cerca de 16 kilómetros cuadrados comprendidos entre la plaza de España y la avenida de Aragón conforman una mastodóntica aglomeración, amenizada por el estallido de petardos. Para completar el paisaje nipón, no faltan los turistas japoneses retratando la ofrenda y la Lonja.
Al coincidir los días grandes de la fiesta con un fin de semana, este año se ha disparado el número de visitantes. Una buena parte procede de Madrid. De hecho, ayer a las 13.00 la A-3 ya sufría retenciones en la entrada de Valencia. Pero la gran invasión comienza hoy: a lo largo del fin de semana, la Dirección General de Tráfico calcula que se producirán 900.000 desplazamientos de vehículos en las carreteras de acceso a Valencia.
'Nit del Foc' multitudinaria
La mayor aglomeración se espera para esta noche en el espectáculo pirotécnico de la Nit del Foc. La Policía Local calcula que se agolparán en la zona próxima al paseo de la Alameda cerca de 400.000 espectadores. Además, durante toda la tarde y hasta la medianoche se celebra la segunda jornada de la ofrenda, que este año contará a lo largo de los dos días con 90.000 festeros y músicos participantes, que llevarán 45.000 ramos de flores a la Virgen.
Y para rematar el día, unas 40.000 personas se desplazarán a las nueve de la noche al Mestalla para presenciar el partido del Valencia contra el Málaga.Fuentes municipales reconocen que la coincidencia de tantos actos puede resultar caótica. Para intentar poner un poco de orden, hoy se desplegarán por la ciudad 600 policías locales.
Una de sus prioridades este año es impedir que las calles se conviertan en una prolongación del circuito de Cheste. Para combatir las clásicas carreras de motos, en los últimos días han denunciado a 3.905 conductores de ciclomotores. A la mayoría (2.190) los han multado por circular sin casco.
La turba de visitantes ha atraído, como todos los años, a diversos carteristas. Ayer, su principal punto de actuación, a raíz de las diversas denuncias presentadas en las comisarías, fue el entorno de la falla ganadora y la plaza de toros, las calles de Xàtiva y de Convento Jerusalem. Tampoco faltan en los puntos más transitados los mimos, grupos de música andinos, tenderetes de artesanía y puestos de churros y buñuelos.
Los que tendrán que armarse de paciencia la noche de la cremà son los falleros de algunos municipios de Valencia, porque los bomberos del consorcio provincial, al igual que los trabajadores del metro y de Renfe, están en huelga. La Consejería de Empleo ha decidido que los servicios mínimos sean del 80% de la plantilla (364 bomberos, los mismos que en la cremà del año anterior). Pero los sindicatos auguran retrasos porque no saldrán de los parques hasta que acaben sus asambleas, a medianoche, y porque este año se han plantado en los pueblos 438 fallas, 55 más que en 1999.
En cambio, los miembros de la Cruz Roja se han contagiado de la hiperactividad japonesa que se respira estos días en Valencia: el rato libre que tienen el coordinador de emergencias Santiago Bayarri y sus compañeros entre sus servicios en la mascletà y el castillo nocturno lo aprovechan para ponerse un traje huertano y colocar los ramos de las falleras en el armazón de madera de la Virgen.
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