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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El negocio de la narcoguerrilla

EL PAÍS del 2 de marzo publicó un reportaje de Alfredo Molano a Raúl Reyes, comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). No soy yo quién para negar a nadie el derecho de utilizar una graduación militar tan pomposa como la de comandante, con tantas resonancias guevarianas. Lo que me preocupa es el fondo de la cuestión, la foto del señor Reyes en uniforme de campaña y el titular de La paz en Colombia vendrá cuando la gente tenga empleo.Que en Colombia hay hambre, desigualdades sociales e injusticia no es ninguna novedad, pero tampoco base suficiente para que exista la violencia. De ser así, otros países del globo, mucho más pobres y más injustos que Colombia, deberían estar ardiendo. Si en Colombia subsiste la guerrilla no es por la injusticia, sino porque es un gran negocio aceitado por el narcotráfico, la extorsión, el robo y los secuestros (eufemísticamente llamados "pescas milagrosas") que mueven al año miles de millones de pesetas.

El reportaje se enmarca en el contexto de un eurotour realizado por guerrilleros, políticos y empresarios colombianos, empeñados de alguna manera en el plan de paz que alimente el presidente Pastrana.

Al ver cómo, entre otros, el presidente de la Generalitat valenciana o las autoridades de la CEOE recibían a quienes siguen haciendo de la lucha armada y del terrorismo su razón de ser, no podía dejar de asombrarme. Pensemos sólo por un minuto cuál hubiera sido nuestra reacción si dirigentes de ETA se hubieran paseado por Colombia y hubieran sido recibidos por las altas instancias del país. Las protestas hubieran sido generalizadas. Pese a su "rostro humano", la guerrilla colombiana sigue matando. Es absurdo que el Gobierno y la comunidad internacional le reconozcan el status de parte beligerante, especialmente como dice el reportaje, para facilitar el canje de prisioneros.

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Lo que no se pregunta es por el interés de las FARC en el mismo. En estos momentos, su futuro militar está comprometido por la falta de cuadros (jefes y oficiales). El déficit sería resuelto con la liberación de sus mejores hombres que están en las cárceles colombianas, pero esto sería una pésima noticia para el país.

Por último, pese a su sonrisa, las FARC se oponen al Plan Colombia, una de las vías arbitradas por Pastrana para llegar a la paz. Es importante saber cómo opinan los demás, pero también es importante saber dónde están quienes son demócratas y quienes no. El mismo mensaje debe servir a ambos lados del Atlántico.- .

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