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La investigación apunta al error humano como causa del choque de dos F-18

La investigación apunta a un fallo humano como probable causa de la colisión en vuelo de dos cazas F-18, que el lunes por la tarde se estrellaron cerca de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). El avión que pilotaba el teniente Antonio Bermejo, quien resultó ileso, embistió por error desde abajo al caza del capitán Ignacio Segura cuando realizaba una maniobra de aproximación para alinearse con él. El cadáver de éste último fue hallado ayer entre los restos del aparato.

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Los dos cazabombarderos implicados en el siniestro regresaban, junto con otros dos, del polígono de tiro de Bardenas Reales (Navarra), donde habían realizado ejercicios de adiestramiento nocturno. En el momento en que se produjo el accidente, las 20.15 horas, los cuatro F-18 estaban agrupándose para volver en formación a la base aérea de Zaragoza.Según fuentes militares, esta maniobra se realiza en dos fases. Primero, cada aparato se sitúa, con ayuda del radar, detrás de otro, a medio kilómetro aproximadamente, y luego se va acercando en vuelo visual al que le precede hasta situarse a pocos metros de distancia.

Los dos aviones que colisionaron cerraban la formación. El que tripulaba el capitán Segura ocupaba el tercer puesto y el del teniente Bermejo, el último.

El piloto del F-18 que iba en segundo lugar pudo escuchar, según las mismas fuentes, cómo el capitán decía que tenía localizado el caza del teniente detrás de él. No se produjo ninguna comunicación más hasta que ambos aviones se precipitaron al suelo.

El teniente Bermejo, que resultó ileso tras saltar en paracaídas eyectando el asiento, ha declarado que sintió un golpe en la cúpula que cierra la carlinga -el habitáculo donde va el piloto- antes de perder el control del avión.

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Eso quiere decir que, al acercarse al caza del capitán, el teniente Bermejo no se percató de que se estaba situando debajo, y no detrás de él. Al subir, le golpeó desde abajo, lo que desestabilizó ambos aparatos.

El teniente, que cayó cerca de una carretera y fue trasladado por un vehículo particular hasta el centro de salud de Ejea de los Caballeros, dijo también que vio saltar en paracaídas al capitán Segura, por lo que durante toda la noche del lunes patrullas de la Guardia Civil y de voluntarios batieron intensamente la zona. Sin embargo, hacia las cuatro de la madrugada de ayer, se encontró su cuerpo calcinado entre los restos del fuselaje. Los pilotos de los dos F-18 que abrían la formación no echaron en falta a sus compañeros hasta que, llegando ya a Zaragoza, intentaron conectar por radio con ellos.

El coronel Andrés Navas, jefe del Ala 15 de la Fuerza Aérea, la unidad a la que pertenecían los cazas siniestrados, destacó ayer que el capitán José Ignacio Segura Amorós era un "piloto brillante" con "máxima experiencia", 1.500 horas de vuelo, 1.200 de ellas en el F-18. Nacido en Salamanca el 17 de marzo de 1967, el piloto fallecido estuvo destinado en la base de Aviano (Italia) en 1994, 1995 y 1999, realizando numerosas misiones de combate en la exYugoslavia, por lo que recibió varias condecoraciones.

Instructor cualificado

"El capitán Segura ha sido un piloto de una capacidad extraordinaria que esta unidad no podrá reponer. Estamos destrozados. Era uno de nuestros instructores más cualificados", afirmó el coronel Navas.

Por su parte, el teniente Antonio Bermejo Rosado, nacido en Madrid el 1 de enero de 1974, estaba completando su instrucción como piloto de combate y llevaba unas 400 horas de vuelo.

El jefe del Ala 15 explicó que el teniente estaba bien, "con las lógicas molestias" por haber saltado en paracaídas, lo que hizo tras comprobar que los mandos no respondían y se activaba la alarma por pérdida de altitud.

Respecto a la información que este dio inicialmente, asegurando que el capitán también se habían lanzado en paracaídas, lo excusó diciendo que "quizá fue el ansia de pensar que el capitán Segura había saltado. Puede ser que viese la iluminación del otro avión, pero desgraciadamente no hubo lanzamiento", agregó.

El coronel no quiso pronunciarse sobre las causas del accidente, pero explicó que los aviones volaban a 15.000 pies (4,5 kilómetros) de altura y a 350 nudos (unos 600 kilómetros por hora), por lo que descartó que la colisión se produjera por la proximidad del terreno. Tampoco hubo ningún aviso de avería ni llamada de socorro y el choque "debió sorprender" a los dos pilotos.

Ayer, el alcalde de Ejea de los Caballeros, Eduardo Alonso, se lamentaba de la falta de información por parte de Defensa. "No es el momento de pedir explicaciones, porque hay una víctima, pero no es menos cierto que soportamos ruidos y molestias y no obtenemos ninguna compensación". Varios vecinos escucharon el estruendo y vieron caer dos bolas de fuego junto al vertedero, a dos kilómetros del casco urbano. El último accidente de este tipo se produjo en el municipio el 13 de mayo de 1989.

Con los dos del lunes, el Ejército del Aire ha perdido ya cinco cazas F-18. Los tres anteriores se estrellaron en 1989, 1991 y 1994, todos entre Zaragoza y el polígono de Bardenas Reales. España compró inicialmente 72 cazas aviones F-18, que amplió luego con otros 24 de segunda mano.

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