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El público del Bernabéu se rinde ante Iker Casillas

Frente al Dinamo, el llamado a ser tercer portero del Madrid a comienzos de temporada se volvió a lucir desde su cargo de guardameta mayor del equipo. Casillas se mostró astuto y rápido cuando desvió el remate de Rebrov, adivinándole la intención y tirándose a la derecha para evitar el gol de la pena máxima en el primer tiempo. El público vibró en un canto de adoración como hace tiempo no se aprecia en el Bernabéu: "¡I-ker, I-ker, I-ker!". Ni a Raúl le canta el público en esos términos. Pero Casillas no se inmuta. Parece indiferente, o inconsciente ante el fenómeno que él mismo protagoniza. El pasado domingo en el entrenamiento Casillas se reía de su suerte y bromeaba con la ingenuidad de un cadete: "¡Me aplauden, me aplauden... Porque no se han enterado de lo malo que soy!". Casillas no asume su papel estelar ni presume de su gran momento de forma.

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El Madrid sobrevive por los pelos

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