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...o morir

El PSOE ha ganado pero menos. Ha mantenido sus 52 escaños en el Parlamento andaluz. Poca cosa por más que le permita seguir gobernando, si se tiene en cuenta que a pocas horas de la jornada electoral todo lo engañaba y casi acariciaban entre las manos una mayoría absoluta triunfal. No fue. El PP andaluz en las alas de la arrasante victoria de los populares en todo el Estado ha roto su techo y, desde luego, Teófila Martínez puede estar contenta, tan contenta como se la vio la noche del domingo luciendo, por cierto, el más lujoso chal de toda su colección, al menos de la colección lucida hasta ahora. Estaba yo mirando el chal de Teófila en la tele y me perdí en la curiosidad de saber cómo era exactamente, cuál era el tejido de que estaba hecho y si los cuadros dorados eran bordados o estampados, cuando de pronto me enredé en consideraciones estéticas. Ya les iré diciendo a las conclusiones que llegué, pero de momento sí puedo asegurar que cuando vi a algunos representantes del PSOE e IU enfundados en sus trajes "temerosos" pensé que también eso tenían que renovarlo. Sí, porque todo importa, aunque algunos ortodoxos de la izquierda decimonónica no acaben de darse cuenta de que estamos en el siglo XXI y hay un país que no parecen querer ver.Decía ayer Rodríguez Ibarra algo sobre lo que debe reflexionar el PSOE, todo el PSOE, también el PSOE andaluz, que ha ganado las elecciones autonómicas, pero que le han faltado los votos del entusiasmo para la mayoría absoluta. Decía Rodríguez Ibarra que durante los años de gobiernos socialistas creció una clase media que tiene unos intereses que luego ellos mismos no han sabido descubrir. Ahí le duele. La clase media que ha crecido en España en estos años ha educado unos hijos más cultos, más modernos, más críticos y hasta más divertidos y estupendos que los que nunca ha tenido este país. Lo más progresista y más moderno de esa clase media está instalado, con sus maravillosos y cultos hijos, en la más absoluta y total de las decepciones ante la falta de ganas, de atrevimiento, de ideas nuevas y de valentía rupturista de una izquierda en la que creyeron y a la que han superado. Resumiendo: renovarse o morir.

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