Ésta es su vida
La gran ilusión era un programa que trataba al cine con respeto y cariño, un programa en el que las películas se elegían con buen criterio y en el que la presentadora, Concha García Campoy, se esforzaba para que sus invitados se encontraran a gusto y para que el espectador no se sintiera tratado ni con superioridad ni con paternalismo. Consecuentemente, su periodicidad se ha visto reducida de semanal a mensual. Eso sí, para inaugurar a lo grande la nueva etapa, el personaje elegido fue nuestro director más respetado a nivel internacional desde los tiempos de Luis Buñuel, el multipremiado y preoscarizable Pedro Almodóvar.La presencia de Almodóvar en La gran ilusión convirtió al espacio, no sé si intencionadamente o no, en una suerte de remake de Ésta es su vida, aquel programa de los años sesenta que presentaba Federico Gallo y en el que el protagonista de cada emisión veía pasar su existencia ante él del modo en el que, según mantienen algunos, sucede cuando estamos a punto de palmarla. En Ésta es su vida, amigos, parientes y conocidos del homenajeado se plantaban en el plató y se fundían con él en sonoros abrazos con redoble, de esos que aún se intercambia la gente en algunos rincones de España (tal vez el madrileño Café Gijón sea uno de los mejores lugares para avistar abrazos con redoble). En La gran ilusión consagrada a Almodóvar, compinches y admiradores expresaban lo que sentían por él desde una pantalla que exhibía sus opiniones pregrabadas. Se trataba de personas que han tenido contacto humano y profesional con el realizador manchego, a excepción de Ana Botella, en representación, supongo, de la mujer-mujer que sabe ver en la obra de Almodóvar películas-películas.
Miguel Bosé, Antonio Banderas, Loles León y Carmen Maura (con cara de que aún no se le había pasado del todo su famoso cabreo con el artista) fueron algunos de los rostros populares que se asomaron por el programa. Fabio McNamara y Alaska pusieron la nota nostálgica propia de quienes protagonizaron con Almodóvar aquel simpático espejismo que dio en llamarse movida madrileña. Y en la faceta más Ésta es si vida de la emisión, pudimos escuchar a algunos vecinos de Calzada de Calatrava, el pueblo en que nació nuestro hombre, hablando maravillas de Pedro niño, adolescente y adulto (apedreador de gallinas, recluta con bigote y funcionario de Telefónica, respectivamente).
A pocas semanas de la entrega de los premios de la Academia del Cine de Hollywood, La gran ilusión contribuyó un poco más a reforzar la autoestima de los españoles ante el posible triunfo de su director-estrella más notorio de los últimos años, el hombre que, según dijo Banderas, dejó atrás guerras y posguerras para hacernos entrar en la modernidad. Curándose en salud, Almodóvar insistió una vez más en que de momento en Hollywood aún no le han dado ni la hora. ¿Prudencia o falsa modestia? En cualquier caso, una actitud muy cabal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.