El interventor del cuello dislocado
Hay dos acontecimientos informativos en los que el anecdotario cobra tanto valor que la noticia: la jornada electoral y la lotería de Navidad. Sobre el hecho de ser millonarios destaca la historia del hombre que cada año extravía con una sospechosa puntualidad el décimo premiado, o la mujer que rechazó la partipación y que sin embargo sonríe con entusiasmo. Sin ellos el día del sorteo sería una suma de felicidades ajenas difícilmente soportables.La jornada electoral cuenta también con sus figurantes fijos. Entre los preferidos por este cronista figuran el hombre iracundo que en cada cita electoral rompe de un bastonazo un par de urnas, que simboliza la ceguera del tirano, o la anciana que además de la papeleta introduce un recuerdo de familia o un billete de mil pesetas, y que representa la ternura de la vejez.
Pero el número de anécdotas es estrecho y por los general tienden a la repetición o a las variaciones. Los periodistas nos hemos convertido en expertos catadores de chascarrillos, y cuando descubrimos uno nuevo sentimos la misma felicidad que un numismático ante una moneda sin catalogar. Aunque estas elecciones no nos ha procurado grandes descubrimientos opino que el caso del interventor del Partido Andalucista de El Puerto que pidió retirar una foto de Rafael Alberti porque la consideraba "propaganda subliminal" comunista es imaginitiva y emocionante.
Es curioso que a un nacionalista la foto de Alberti no le sugiera en primer lugar un poeta o un andaluz, sino un comunista que guiña a los electores para que escojan la papeleta de Izquierda Unida. La interpretación de la iconografía está llena de enigmas. Los psicólogos suelen mostrar a los pacientes manchas informes que unos confunden con su madre y otros con el sexo palpitante de su hermana la mayor. Lo curioso de estas interpretaciones libres es que los pacientes llevan siempre razón y que, en efecto, si interpretan que el borrón es un demonio es un demonio por más que sea un borrón o el rostro de la Virgen del Paño.
Un servidor, sin ir más lejos, ha incluido en su iconografía al propio interventor andalucista que abominó de Alberti y en vez de ver a un interventor andalucista ve a un poseso con el cuello dislocado como la niña de El exorcista.
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