La gran semana del pensionista
"Ésta ha sido la gran semana del pensionista. Promesas electorales, halagos y, en definitiva, Jauja: el paraíso del jubilado". Éste fue el comentario de Conxa cuando me pidió mi propia opinión para un sondeo que su compañía publicitaria elabora sobre las preferencias de la gente de más de 50 años sobre determinada bebida. Con tal motivo me citó en su nuevo despacho, muy minimal, de ejecutiva júnior. "Tú quieres saber cómo somos las treintañeras y eso es una tontería: no tenemos ni idea de quiénes somos. Ni nos importa. Además no pintamos nada; ya has visto la campaña electoral: es como si no votáramos, sólo piensan en vosotros, los viejos. Perdona, no quería incluirte en esta respetable categoría... que, por cierto, ¡es decisiva¡ ¡Si vais a vivir 100 años como dice Anna Cabré! Ahora soy yo quien empieza su propia encuesta: ¿prefieres jugar al golf o jugar con Internet? ¿Vas a votar a Aznar, a Almunia o a otro? ¿Hubieras preferido votar a una mujer?, ¿Estás de acuerdo con que Pinochet haya vuelto a Chile? ¿Crees que patentar genes es un avance médico, un ataque a la intimidad o el negocio del futuro? ¿Eres accionista de Telefónica o de otra compañía operadora? ¿La gasolina te parece cara o barata? ¿Es la incontinencia de orina un problema entre tus amigos? Enumérame las bebidas que prefieres de 1 a 10". Todo esto lo dijo Conxa muy puesta en su papel de ejecutiva, para lo que se ayudaba con unas modernas gafas de lectura que se quitaba y se ponía."¿Desde cuándo llevas gafas?", le pregunté. "Necesitaba un toque de seriedad, abandonar el infantilismo. Piensa que estoy a punto de cumplir 32 y la gente de mi oficio acaba su vida profesional a los 45 más o menos: necesito salir de mi status de júnior aceleradamente y exhibir madurez". Y apuntándome directamente con las gafas, fue directa: "¿Qué te parece mi cuestionario?". "¿Qué quieres averiguar?", le pregunté. "Si das el perfil del consumidor tipo de una bebida revolucionaria, ¡por primera vez en tu vida podrás beber todo lo que quieras sin necesidad de buscar luego un lavabo para hacer pipí! ¿No es fantástico?". Le seguí el juego: "¿Qué dirán los fabricantes de lavabos?". "¡Ah!, el mundo cambia también en eso... ¿No te has enterado de los progresos técnicos para evitar todo tipo de necesidades fisiológicas? A ver si voy a tener que explicarte las ventajas de no tener que preocuparse por eso. Mira, el domingo me toca pasarme el día en una mesa electoral y, aunque soy joven, ya tiemblo, ¿habrá lavabo?, ¿en qué condiciones estará? ¿Qué pasa en los aviones? ¿Y en las piscinas? Imagínate el avance para la gente mayor: ¡que beba lo que quiera sin consecuencias! Esto, hasta ahora, sólo estaba al alcance de la reina de Inglaterra y de gente bien entrenada para pasar horas como si fueran ángeles ¡o dioses! Así que nuestro cliente, gracias a una bebida inocua y refrescante, democratizará la divinidad entre la gente de moda: los pensionistas".
Nunca la había visto en un plan tan eficiente y comprendí que no tendría más remedio que contestar su extraño cuestionario. Pero antes quise saciar mi curiosidad. "¿Donde está Gorka?", le pregunté discretamente (Gorka es aún su novio, imagino). "¡Oh!, se perdió en la infovía, como sabes, y le costó mucho encontrar el rumbo: creía que iba hacia Bilbao y en realidad se encontró en Suráfrica. Hoy está en Venezuela. Una avería en el satélite nos tiene incomunicados: ¡aún no sabe que tengo un nuevo despacho! ¿Qué te parece?". El despacho es luminoso, sencillo y bonito. Gorka es un hombre más que vive en la luna... Mientras contestaba por escrito la encuesta de Conxa, observé a través de la desnuda ventana que, desde el balcón de enfrente, un tipo nos enfocaba con un catalejo... ¡y ella se puso a saludarle con la mano! (Continuará)
Resumen de lo publicado: Conxa es una treintañera barcelonesa atrapada en la vorágine contemporánea, capaz de hacer compatibles todas las contradicciones en un pensamiento mestizo e híbrido. Trabaja como creativa ejecutiva en una compañía de publicidad y cree haber descubierto el amor en un vasco global-nacionalista y tecnócrata.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.