Milary, el 'alter ego' de Almunia Milagros, la esposa del líder socialista, ha pensado "mil veces" en presentarse a diputada
"A Joaquín me lo ligué yo. Él se comportó como en política: disponible si tiene una buena oferta"
Milagros Candela, murciana de casi 50 años, esposa del candidato a la presidencia del Gobierno por el PSOE, Joaquín Almunia, es una mujer de aspecto sobrio y cara lavada sin gota de afeite, de estricta disciplina y quizá un cierto cilicio en lo vital, que la hace concentrarse para no regar fuera del tiesto, pero le impide concederse a sí misma un respiro. Profesora universitaria desde hace más de 25 años, bióloga e investigadora en el campo de la genética, feminista desde que fue madre, hace cuatro lustros, "y vi que no tenía detrás a nadie que me arreglara la papeleta, y que las mujeres no teníamos por qué tener que elegir entre el trabajo, la maternidad, el ocio o la vida privada", militante socialista, dice ser tan autocrítica como crítica y asegura que no hay nada que no pueda conseguirse con el esfuerzo, la capacidad de convicción y una estrategia inteligente. Remacha: "Y me refiero a todo: desde conquistar al hombre que quieres a todo". No recuerda la última vez que perdió la cabeza por algo o por alguien.Mila, como la conoce casi todo el mundo, excepto quienes se van directamente al Milary, apelativo que le pusieron con ocasión de las primarias y que, lejos de rechazar, reconoce que le encanta, tiene fama de ser una mujer de rompe y rasga, pese a su imagen apacible y de poco aspaviento. Posiblemente su vida y su carácter estén profundamente influidos por su profesión de investigadora, que le desarrolla la gran capacidad de abstraerse que confiesa, y que la lleva a reconocer que está "siempre concentrada y pensando, a veces, en varias cosas al mismo tiempo". De ahí que, cuando se le dice que tiene fama de ser un poco siesa y algo sota, asegure que se da cuenta de que puede "transmitir una imagen de persona antipática o con aires de superioridad", a la que sus propios hijos reprochan a veces que no le interesa nada de lo que ellos le están diciendo. "Y es que yo estoy pensando".
Pero, añade, nada más lejos de su voluntad que parecer estirada, cuando "lo que más me interesa en este mundo es la gente y mi relación con ella; me encanta profundizar en lo que siento y lo que pienso y tratar de que esa relación sea recíproca".
No será ni siesa ni sota, pero tiene mucho mando en plaza. En algunos círculos socialistas la acusan de casi todo, menos de ser el toro que mató a Manolete: de estar detrás de las primarias que perdió Almunia, de ejercer una influencia desmesurada sobre él. Ella asegura que no tuvo nada que ver con la decisión de convocar las primarias, aunque siempre las defendió, como defiende las listas abiertas, y añade que "Joaquín tiene una consistencia intelectual y política muy grande, y se ha ido afianzando, pero no tengo obnubilación política por él. Me parece una persona muy válida , que asume riesgos en política y toma decisiones innovadoras".
Joaquín. El punto débil de Mila -o el fuerte, según se mire-. Nombrándole le fluyen las argumentaciones, se le acumulan las palabras y la sonrisa se le hace generosa. Su convicción de que es un hombre extraordinario y de que lo mejor que ha hecho en su vida es compartirla con él (afirmación en una entrevista que provocó en su hija, Cristina, el comentario de "Mamá: ¡Qué maruja!") es firme. A la pregunta de si hay hombre más maravilloso que él, responde: "Depende de para qué. Supongo que habrá gente más maravillosa. Pero así, en conjunto, es el que más me gusta". Ni se inmuta cuando se le dice que lo de ellos -porque es mutuo- va de película Love Story: ella le acompaña en la campaña los fines de semana, le escucha con arrobo, se besan en los mítines, se hacen confidencias. "¿Love Story? Me encanta que lo sea, tengo sentimiento de quererle muchísimo y me siento muy querida. Si no tuviera esto, lo estaría buscando continuamente". Pero también dice que es su mayor crítica. Y es que Mila debe de ser capaz de llegar a ser algo rompepelotas, a tenor de su afirmación de que "si alguien hace bien diez cosas, yo me fijo en la undécima, que la hace regular".
Reconoce que se lo ligó ella. Y son clarificadoras las palabras con las que lo cuenta: "Joaquín se comportó como en política: disponible si tiene una buena oferta. Como dice un amigo nuestro, ni busca ni rehúsa. Y sí, yo tomo iniciativas".
¿Se imagina en La Moncloa? "Para nada. Las cosas tienen su tiempo, y me sentiría ridícula si luego no ganamos". Ha pensado "mil veces" en presentarse a diputada, pero no ha tenido la ocasión. Le gusta la ropa buena, aunque dedica "muy poco tiempo a la peluquería o a las compras. Ni critico nada ni lo hago por ideología. Pero de las muchas cosas que me gusta hacer, éstas se ponen a la cola por falta de tiempo". Es aficionada al cine, a pasear, a hacer tertulias y "mucho a la música, algo que he ido adquiriendo junto a Joaquín".
Joaquín. ¿Se pasa el día diciéndole "Mi pedazo de líder"? Contesta riendo: "Más bien, pedazo de estupendo".
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