"No pienso vivir en La Moncloa" José María Aznar, marzo de 1995
En los meses anteriores a las elecciones generales de 1996, el entonces jefe de la oposición manifestó varias veces que no pensaba vivir en el palacio de La Moncloa, aunque las razones de seguridad aconsejaran lo contrario, tras haber sufrido personalmente un atentado terrorista de ETA del que salió indemne. José María Aznar afirmaba que así lo habían comentado y decidido en familia, porque pensaban que no era bueno alejarse de la vida cotidiana. E insistió en que "encerrarse allí es un gravísimo error". Sin embargo, el peso de la realidad ha hecho que haya residido estos cuatro últimos años en la sede oficial de los jefes de Gobierno de la democracia y ahora aspire a vivir otros cuatro más.
DEBUTANTES "Lo de El Ejido es racismo" Carmen Solchaga, voluntaria de ONG
Carmen Solchaga, zaragozana de 18 años, estudia primero de derecho y es voluntaria de Intermón. Carmen reconoce que su actividad es algo que le viene de familia que, pese a ser de clase media alta, le enseñó a compartir. Así se fue involucrando en la ONG a la que dedica sus fines de semana.Pregunta. ¿Cree que los jóvenes de hoy son solidarios?
Respuesta. Hay de todo, pero hay demasiada gente que pasa de todo.
P. ¿El movimiento del 0,7 influyó en la solidaridad juvenil y en usted?
R. Creo que fue importante. A mí me influyó, aunque no participé en las acampadas porque era pequeña.
P. Hay gente que piensa que nos volcamos mucho en países lejanos y poco en la pobreza cercana.
R. Pues ahora hay organizaciones para todos los gustos. Hay que ocuparse de los de aquí y de los de allá.
P. ¿Cree que los partidos políticos tienen interés real por estos temas?
R. Creo que sí. Ellos son los que pueden hacer más mejoras.
P. ¿Qué piensa de los sucesos de El Ejido? ¿No es contradictorio que se persiga al moro y que se hagan cuestaciones para las víctimas del Micht?
R. No quiero ser dura, pero lo de El Ejido es racismo. Hay gente que piensa: vamos a ayudarles para que no vengan, y se queda tan tranquila.
P. ¿Se puede hablar de izquierdas y derechas en política?
R. En teoría, sí; en la práctica, no veo tantas diferencias.
P. ¿Va a votar?
R. Sí, no voy pasar. Me hace ilusión.
LA URNA "Votaré a alguien del pacto" Soledad Puértolas, escritora
Soledad Puértolas vive activamente la campaña, aunque los políticos le "aburren soberanamente". "Pero estoy muy interesada porque hay una gran novedad que es el pacto". Puértolas se declara una mujer de izquierdas y, como tal, tiene claro cuál será su papeleta: "Votaré a alquien del pacto".Ha seguido con interés las últimas encuestas aunque no cree demasiado en ellas. "Pienso que no reflejan la realidad. El PP no va a crecer, tiene su techo y estoy convencida de que el voto de la izquierda se movilizará". Soledad Puértolas confiesa además que está un tanto abochornada con la subasta que los partidos han emprendido en estos últimos días, con los pensionistas como protagonistas.
MIS LABORES Caer bajo MARUJA TORRES
Habituada a chutarme con estadísticas cada pocos días, he empezado a sentir la desazón o inquietud de su falta nada más abrir los ojos, y ello me ha conducido a desarrollar mi propia indagación entre los miembros de las diferentes ramas de mi familia, así como entre allegados y amigos. En líneas generales, el resultado ha sido tan desalentador e impreciso como los intentos realizados por profesionales de la pesquisa.El sector jubilados se encuentra dividido entre los que hacen planes para utilizar las subidas de estipendio que les ha prometido Aznar comprando objetos de arte a través del sistema de subastas vía Internet (cuentan con que previamente habrán podido adquirir el ordenador y que gozarán de tarifa cóncava), y aquellos otros, algo más contrarios, que me han pedido ejemplares del muy buscado libro Ways of Scape, que da instrucciones sobre las diferentes formas de suicidarse a que puede acceder uno solo en casa e incluso impedido. Es decir, los primeros votarán PP por primera vez en su vida y los segundos, PSOE: por última vez en su vida.
La franja viudas con pensión se encuentra más dividida. Hay unas pocas, ya nonagenarias y apodadas en familia tietas mantis, que enviudaron varias veces y que maldicen a Aznar porque no ha propuesto (aún, les digo: nunca se sabe) que puedan reclamar las viudedades de sus anteriores maridos. Hay otras que guardan en su interior auténtico luto por Felipe González, y no harán nada que pueda disgustar al único líder de su corazón: total, sólo se volverían a casar si él se lo pidiera, y con él mismo. El primer segmento votará en blanco, y el segundo, por supuesto, socialista. Pero entre ambas facciones, en una especie de tierra ignota, se encuentra una lejana tía mía que espera votar a Aznar en cuanto éste le prometa que acabará con sus gases. No me pregunten por qué. Es más, no me pregunten nada.
Y luego tengo una serie de amigos cercanos, de optimismo irreductible, que votarán a Almunia o (y esto es realmente valeroso por su parte) a Serra, y que esperan ganar porque cuentan con la división de la derecha que pueden crear Radomir Antic y Jesús Gil y Gil, a quien ya no me atrevo a llamar La Cosa puesto que nuestro Jose se ha adueñado sin pedirme permiso de tal denominación de origen para aplicarla a otros menesteres. En principio, estos pobres diablos, puestos a confiar, confiaban hasta en Mario Conde, pero se hartaron de intentar sintonizar con Telemadroño (el único canal televisivo, o lo que sea, donde MC aparece) y, además, descubrieron que ni siquiera Mario Conde asiste a los actos convocados por Mario Conde. Hace poco declaró a Diez Minutos que él no duerme ni con pijama ni con camisón: "Yo, los camisones, los quito". Creo que hasta sus potenciales electoras se han retirado, alarmadas por la posibilidad de que las deje en pelotas y se largue con el botín a Suiza.
Con lo cual sólo queda el GIL para abrir un boquete en el blue submarine. Cuán bajo hemos caído. De momento.
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