"Espero que esto no sea un freno para que las mujeres se presenten"
Cansada por las idas y venidas durante los dos meses de intensa campaña electoral y sonriente, aunque con cierta tristeza por la derrota, Mari Carmen Gallastegui llegó ayer a su despacho de la UPV a primera hora. Como no es claustral, ella no votará hoy. Asegura que el apoyo que recibió anteayer se dispersará.Pregunta. ¿Cómo de amargo le supo el aplauso que el claustro le dio tras los resultados?
Respuesta. Amargo no; me pareció un poco innecesario, pero como sé que fue hecho con buena intención, lo agradecí. Hubiera preferido irme tras felicitar a los ganadores.
P. Se ve que la UPV no quiere cambios drásticos. ¿Por qué?
R. Supongo que por ese conformismo que mi equipo y quienes me animaron a presentarme percibimos, por esa sensación de que mover este barco en otra dirección es imposible. En el fondo hay miedo a que se pida más en docencia, en investigación,... Lo que vi [en el claustro] es que me seguían acusando de elitista a pesar de que expliqué cómo lo entiendo yo. Parece que el haber conseguido títulos en universidades de prestigio, en lugar de ser premiado, se castiga.
P. ¿A quién apoyarán hoy quienes anteayer le votaron?
R. Como el voto que recibí es muy disperso, intuyo, no lo puedo afirmar con rotundidad, que parte irá a la abstención y que el resto se dividirá entre ambos.
P. ¿Negoció su equipo qué votar en la segunda vuelta en caso de caer en la primera, como ha ocurrido?
R. No. El equipo y yo queremos mantener la libertad e independencia, así que los que son claustrales harán lo que consideren más oportuno.
P. ¿Quién cree que ganará?
R. Sólo sé que va a ser muy reñido y la verdad es que lo único que puedo decir es que deseo mucha suerte y acierto al que gane, que gestione bien la UPV.
P. Se ve que tampoco ha llegado la hora de que la UPV tenga una rectora.
R. He hecho el intento, creo que he dado lo mejor de mí misma; no creo que el ser mujer haya sido el obstáculo principal. Y, sobre todo, espero que esto no sea un freno para que las mujeres se presenten.
P. ¿Cuál ha sido el obstáculo principal para ganar?
R. El no tener un bloque de votos garantizados, no he tenido ni el de Comisiones que tenía Manu Montero ni el de STEE-EILAS que tenía Juan Ignacio Pérez y, claro, partía con una clara desventaja. He tenido que ganar los votos uno a uno. Y, segundo, como nadie de mi equipo es del actual equipo rectoral no he podido influir en los claustrales tanto como se puede influir desde el poder.
P. El claustro del martes fue el de mayor participación [97%] en la historia de la UPV. ¿Cómo lo valora?
R. Me parece que es un gran éxito para la UPV, aunque entiendo que me ha perjudicado. Una participación tan activa ha sido producto de las gestiones hechas por Montero y Pérez para no perder un solo voto. Al ver la afluencia ya hubo quien me dijo: "Esto se nos pone feo".
P. ¿Qué ha aprendido de la Universidad durante el proceso electoral?
R. Cosas buenas. Hay mucho profesional trabajando duro y con gran ilusión en su escuela, en su facultad o en su centro. Pero también he confirmado cosas que ya me temía, que en la Universidad sigue habiendo, a mi juicio, demasiado gestor profesional dedicado a la política de compraventa de votos, que no se hacen las cosas con el espíritu y los valores que deberían imperar y que los estudiantes, salvo excepciones, no se preocupan lo suficiente por controlar a quienes les representan, lo cual creo que no redunda en su beneficio.
P. ¿Y ahora qué?
R. ¡Fenomenal! Vuelvo a hacer lo que estaba haciendo: dar clases, investigar,... a la economía, que la he descuidado durante un par de meses.
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