Zumo de lúcuma SERGI PÀMIES
La vida de Anna Casas Nogué-Debat empieza en una incubadora de Terrassa en la primavera de 1975. La recién nacida sonríe y es frágil. Eso es, al menos, lo que comentan sus familiares, que, tras adoptarla, la trasladan a Barcelona. La sonrisa y la fragilidad perduran y presiden una infancia feliz con hermano mayor, madre atenta y padre que, a veces, entona el De niña a mujer de Julio Iglesias.Hoy, cualquier niño frágil o de incubadora puede ver a Anna en TV-3, todas las tardes, interpretando el personaje de Ruinosa en el Club Super 3, un poder fáctico situado, por número de socios (658.972), entre el Barça y el RACC.
Ruinosa, para los que no lo sepan, es una antiheroína que entretiene a los niños con estridentes apariciones en las que interpreta a una mezcla de Cat Woman, Cruela Devil y Nina Hagen. Su look psicodélico rezuma vitalidad e incorrección política y se dirige a los hombres y mujeres del mañana llamándoles "petits energúmens" o soltando diatribas que harían enrojecer a la Conferencia Episcopal (el otro día apareció disfrazada de Lucifer y diciendo: "Vestirme de Lucifer no sólo me gusta porque es malo, sino porque tiene una cola megapreciosa, y muy sofisticada, y muy elegante, y muy larga, asombrosamente larga, gigalarga, para desmayarte de larga, ultralarga" y acababa devorada por su propia cola).
Pero no sólo de hipnotizar a los niños vive Anna. Actualmente, estudia derecho y, gracias a la confusión en las nuevas formas de evaluación, se sitúa "aproximadamente entre tercero y cuarto". ¿Que si le gusta? "Lo llevo bastante mal. Me gusta pensar que me servirá para tener una base. Y resulta interesante descubrir que cualquier situación tiene sus normas. Ahora mismo, tú y yo estamos comiendo y seguro que existe un marco legal para esta situación".
¿En qué momento descubrió que le gustaba ser actriz? "Todo empezó en la escuela Memory. Hicieron un casting para una serie y, al cabo de un mes, me llamaron para un capítulo de Estació d'enllaç, donde interpretaba a una mujer maltratada que intentaba seducir a un ruso". ¿Vocación? "De niña, el único ramalazo en plan artístico que tuve fue, al ver a la Sardà bajando una escalinata, pensar: yo también quiero bajar así".
Pero Anna no se conforma con el derecho y la interpretación. Es, además, el último fichaje del grupo Lúcuma Lunch, una banda compuesta mayoritariamente por chicos con la que, los próximos 4, 18 y 24 de marzo actuará en el bar London de Barcelona. ¿De qué va Lúcuma Lunch? "Bueno, la lúcuma es una fruta" (muy valorada en Perú, que da vida a uno de los helados más solicitados de aquel país y protagoniza una canción del grupo Invisible en la que se dicen cosas como "Jugo de lúcuma / chorreando en mi / patas de mueble de bronce / caminan". Musicalmente, el grupo se define, en su web (members.tripod.com/~ lucuma/som.htm) a través de sus símbolos: "Pantalones de campana, camisas ajustadas, plataformas, corazones, luces de colores, baile, glamour."
¿Vocación musical de Anna? "Caótica. Además del Julio Iglesias por vía paterna, recuerdo haber escuchado mucho a Bob Marley, Led Zeppelin y una serie de músicos impropios de mi edad: o estaban muertos o estaban a punto de caducar. En cuanto a cantar, si lo hago mínimamente bien ha sido a base de duchas". En estos momentos, Anna parece encantada de acompañar, cantando, los discos de Chavela Vargas, María Dolores Pradera o las joyas del bossanova. ¿Paisaje cultural? "La radio, Edith Piaff, alguna novela de Almudena Grandes, la película Alien -me reí mucho con el monstruo; ¡se movía como un teleñeco!-, Buster Keaton, Juliette Binoche, los mejores momentos del programa de Buenafuente, El polígrafo de Lépage...".
¿El Gran Momento en la vida de Anna? "Un día me pidieron que, como Ruinosa, me lanzara en parapente. Llevaba un guía para añadir peso a la operación y, de repente, me vi allí, volando, con aquel cielo, aquel silencio. Recuerdo sobre todo el silencio y, de repente, la náusea, el mareo, el vómito posterior. Yo allí, trallando como una enferma sobre la ciudad de Barcelona". Seguro que, a pesar de todo, Anna sonreía.
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