"Navarra ahora pinta muy poco en Madrid"
Blanca García Manzanares es el rostro del socialismo navarro en la contienda electoral. Nacida en Vitoria, de 53 años y militante del PSOE desde 1983, es profesora de EGB y asistenta social, aunque su vida ha estado ligada al Congreso desde 1989, cuando fue elegida diputada por vez primera.Pregunta. ¿Está realmente Navarra mal defendida en Madrid?
Respuesta. Más que mal defendida, lo que he percibido es que Navarra ha perdido peso en las Cortes en relación a épocas anteriores, sin ir más lejos, en relación al periodo de gobierno socialista. En esta legislatura, por contra, los dos diputados de UPN se han diluido en el grupo popular. Hemos perdido peso y, con todos mis respetos al resto, una comunidad con el techo competencial de Navarra no puede tener la misma presencia que otras, pero así ha sido y Navarra ahora pinta muy poco en Madrid.
P. ¿Es más difícil explicar el pacto con IU en un lugar donde los socialistas sostienen a un Gobierno conservador?
R. No va a ser difícil porque no es la primera vez que algo así ocurre en Navarra. Y ello porque nunca ha habido un Gobierno con mayoría absoluta y en Navarra siempre se ha aceptado esa cultura de los pactos. ¿Qué ha hecho el PSN? Un ejercicio de responsabilidad para contribuir a la gobernabilidad.
P. ¿Le da temor la alianza con IU?
R. No, al revés. He sentido gran alegría porque ambos partidos sumamos en las últimas elecciones más de 12 millones de votos, pero gobernó la derecha. IU se mantenía en una cultura antisistema. El gran cambio no es la radicalización del PSOE, sino ese esfuerzo para pasar a la gobernabilidad, esa evolución de IU, que supone una gran esperanza.
P. ¿Le preocupa que Navarra no tenga ahora mismo relación institucional alguna con el País Vasco?
R. La ruptura ordenada por el presidente [Miguel] Sanz ha sido una perfecta tontería electoralista y demuestra que no entiende a la sociedad navarra. Los intereses generales de Navarra deben estar por encima y exigen relaciones normales con las comunidades limítrofes, con todas, incluida Euskadi. Es evidente que hay que normalizar esa relación con alguna fórmula institucional consensuada, la que sea, para tratar problemas e intereses comunes.
P. ¿Podría reactivarse el órgano permanente de encuentro?
R. Ahora mismo no nos lo hemos planteado. Ese órgano pertenece al archivo. Habría que hacer algún tipo de mesa, llámese como se llame, que no tendría que ser diferente, desde el punto de vista institucional, a los que se crearan con Aragón o La Rioja.
P. ¿Qué peculiaridades aporta el mensaje electoral de una mujer socialista?
R. La necesidad de la igualdad de oportunidades. Eso de entrada. Algo que la derecha niega porque no considera necesarias esas políticas para la mujer, aunque luego, electoralmente, las anuncien deprisa y corriendo. Las mujeres de la izquierda luchamos realmente por ello. Las de la derecha, no.
P. ¿Se sintió ofendida cuando conoció las propuestas natalistas de UPN?
R. Me pareció un mal chiste, una broma ofensiva, al margen de que incurre en una contradicción tremenda, porque alientan el abandono profesional de la mujer cuando precisamente están siendo las mujeres las más brillantes en el ámbito universitario y profesional, en las oposiciones, etcétera. El futuro debe permitir que compitan en condiciones de igualdad. ¡Es ofensivo propugnar la renuncia al éxito y al desarrollo de una carrera profesional por 55.000 pesetas mensuales para criar un hijo!
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