ARTE INCOMPRENDIDO

Diez licuadoras llenas de agua, cada una con un pequeño pez dorado dentro que se solazaba como podía en su insólito cautiverio, formaban parte de la muestra que el artista chileno Marco Evaristti exponía en el museo de arte de Trapholt, en la ciudad danesa de Kolding. El mensaje que pretendían transmitir -mostrar a las personas "como señores sobre la vida y la muerte"- no habría de tener más trascendencia si no hubiera sido por unos gamberros que, en un descuido de los vigilantes del museo, apretaron el botón de siete de las diez licuadoras, convirtiendo su contenido en sopa de pescado. Al día siguiente, el jefe del museo, Peter Meyer, fue denunciado por mal trato a los animales, un delito que persiguen las leyes danesas. Por su parte, Evaristti, que dice haber empleado diez años de su vida en desarrollar su proyecto artístico, que ahora siente incomprendido, se declaró completamente anonadado por la acción de los reventadores de su exposición. Además, ha de enfrentarse a un juicio por violación de la ley de protección de los animales. Tras una amenaza de bomba que obligó a desalojar el fin de semana a más de doscientos visitantes de la muestra, Bent Schroeder, representante de la firma Moulinex -fabricante de las licuadoras- ha condenado "la sádica agresión perpetrada por mentes enfermas contra los peces" y ha rechazado cualquier responsabilidad de la firma con el aciago destino sufrido por los siete dorados peces.-