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ETA VUELVE A MATAR

Todos los partidos exigen al PNV que rompa cualquier lazo con HB

Luis R. Aizpeolea

Todos los partidos democráticos vascos reclamaron ayer a la dirección del PNV que rompa todos sus compromisos con HB. A los partidos les ha parecido insuficiente la decisión del lehendakari, Juan José Ibarretxe, anunciada el martes por la noche, de romper su relación con EH en el Parlamento Vasco. La clave, coinciden todos los partidos, es que la dirección del PNV rompa con el Pacto de Lizarra y regrese a la unidad de los partidos contra el terrorismo.

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El Gobierno, el PP, el PSOE e IU coincidieron ayer en presionar al PNV para que salga del Pacto de Estella y rompa todos sus compromisos con HB. Todos los partidos coincidieron ayer en que el regreso de ETA a la actividad terrorista -con tres asesinatos tras la ruptura de su tregua anunciada el 28 de noviembre - ha puesto de manifiesto la inoperancia del Pacto de Lizarra como el foro por la paz que vendieron sus suscriptores en septiembre de 1998 cuando la banda declaró su alto el fuego de 14 meses.Pero tanto el Gobierno como los partidos se muestran muy pesimistas sobre la posibilidad de que el equipo dirigente del PNV se decida por la ruptura total con HB y el Pacto de Estella porque supondría la revisión de su apuesta política de tres años -la del frente nacionalista con el apaciguamiento de ETA- y con ello la probable dimisión de sus inspiradores, como Joseba Egibar, y su avalista, Xabier Arzalluz. Las declaraciones, ayer, del portavoz del PNV, Joseba Egibar, fueron reveladoras a estos efectos al descartar la posibilidad de "romper puentes" con EH y defender los "frutos" del Pacto de Estella, como los 14 meses de tregua.

Sin embargo, tanto el Gobierno, como el PSOE ya han anunciado que no van dar otra salida al PNV que la ruptura con el Pacto de Lizarra. El secretario de Polítitca Autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, instó ayer al PNV a que reflexionara. Las razones ya no son políticas sino éticas. Lo dijo el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, la noche del martes y lo repitió ayer. "Es inadmisible que sólo se rompa el acuerdo con HB en el ámbito del Gobierno vasco desde el punto de vista político y ético".

Pactar con el 'lehendakari'

De este modo, si la dirección del PNV opta finalmente por mantener sus compromisos con HB, colocará al lehendakari Ibarretxe en una situación muy difícil al no disponer de alternativa una vez que ha decidido romper sus apoyos parlamentarios con HB. En definitiva, los partidos sitúan el núcleo del poder de los nacionalistas en la dirección del PNV y no en la Presidencia del Gobierno vasco. Tanto desde el PP como desde el PSOE se coincide en que sería absurdo pactar con Ibarretxe y no hacerlo con Arzalluz.

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Aznar y Almunia constataron ayer sus coincidencias básicas en su política antiterrorista, como viene sucediendo. Tanto el Ejecutivo como el PSOE creen que la mejor y más eficaz manera de terminar con el terrorismo es recomponer la unidad de los partidos democráticos vascos que alcanzó su madurez con la suscripción del Pacto de Ajuria Enea en 1988 y prolongó su vida activa hasta 1992, en que la unidad sufrió la primera quiebra por las conversaciones del PNV y HB sobre la autovía de Navarra.

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, recuerda frecuentemente que la unidad de los partidos democráticos vascos, en los cuatro años que el Pacto de Ajuria Enea funcionó eficazmente, estimuló la movilización social -se produjeron las primeras grandes manifestaciones contra ETA en el País Vasco y fuera de él-, la cooperación internacional e incluso la eficacia policial -en 1992 se produjo la caída de la cúpula de ETA en Bidart (Francia)- y el aislamiento consiguiente de la banda. Los últimos hechos, y el asesinato de Fernando Buesa y su escolta, el martes, confirman la opinión de los partidos no nacionalistas, de que con ETA no hay otra salida que el regreso a la unidad de los partidos democráticos para acosarle.

Frente a la opinión del PNV de que las medida policiales no bastan para acabar con ETA, el ministro del Interior, Jaime Mayor, y el candidato socialista, Joaquín Almunia, señalaron ayer que medidas como la movilización social, la colaboración internacional y la eficacia policial también son medidas políticas para acabar con el terrorismo.

Regreso a la unidad

Si el PNV no se replantea el regreso a esa etapa, la de la unidad de los partidos democráticos, tanto el Gobierno como el PSOE jugarán con intensidad la carta de la confrontación política y social con el partido de Arzalluz. En primer lugar, estimularán el movimiento social que se inició en Ermua contra ETA, en julio de 1997, tras el asesinato del concejal del PP Miguel Angel Blanco, y que, por extensión, se convirtió en un rechazo a la complicidad del PNV con el brazo político de la banda armada.

Tanto Ejecutivo como el PSOE conceden una gran importancia a la manifestación masiva que desfiló por las calles de San Sebastián el pasado sábado contra ETA, en medio de amenazas y de una lluvia torrencial, y, algo inédito, sin el paraguas político del partido que gobierna el País Vasco. Sólo con el aval de los partidos no nacionalistas, el PP, el PSOE y Unidad Alavesa, y con la ausencia expresa del PNV y el Gobierno vasco.

Los partidos no nacionalistas detectan que el éxito de la manifestación del sábado y la respuesta ciudadana de estos días, tras el asesinato de Fernando Buesa y su escolta, son la expresión de un nuevo clima social, heredero de las movilizaciones de Ermua, que desborda al poder nacionalista, bloqueado y fuera de juego.

En esas condiciones, tanto el PP como el PSOE están animados a dar la batalla política para arrebatar la centralidad de la que ha gozado el PNV en la política vasca desde la transición. Las elecciones del 12 de marzo serán una nueva prueba para el PNV. Y de continuar las cosas como están, no se descartan en Euskadi pactos que serían insólitos en otras comunidades.

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