ETA había convertido a los socialistas vascos en blanco de sus ataques desde enero
ETA ha convertido a los socialistas en el principal blanco de sus ataques desde los primeros días de este año. En el primer mes y medio del año 2000, los militantes del PSOE han sufrido 11 atentados de la denominada kale borroka (lucha callejera) mientras el PP no padecía ninguno. La cifra de atentados es más significativa si se tiene en cuenta que en sólo mes y medio se han producido un tercio de todos los ataques que los socialistas sufrieron durante 1999.
Con la campaña de la kale borroka, en la que no han faltado atentados a viviendas de militantes y a sedes del partido, los socialistas estaban advertidos del giro adoptado por ETA ya que el año anterior la violencia callejera había tenido como blancos tanto al PP como al PSOE.Dirigentes socialistas, como el exvicelehendakari del Gobierno vasco Ramón Jáuregui, ya lo habían advertido en conversaciones privadas con periodistas hace algunos días, y lo atribuía a las expectativas generadas por un posible triunfo de su partido en las elecciones generales.
Según su análisis, la kale borroka atacaba a las bases del partido socialista -militantes y concejales- para que presionaran sobre la cúpula con la intención de que se doblegara. La situación llegó a ser tan dura que hace tan sólo unos días el candidato Joaquín Almunia visitó diversas localidades de Euskadi, donde el vandalismo de los simpatizantes de ETA ha actuado con especial intensidad, para animar a una militancia acosada como no se recordaba hace años por la banda terrorista.
Los socialistas creían posible que ETA pasara de la kale borroka al asesinato de alguno de sus militantes o dirigentes. En cualquier caso, tenían la convicción de que la organización terrorista trataría de cometer más atentados antes de las elecciones, lo que les había llevado a extremar las precauciones en su discurso sobre el terrorismo y el análisis de la tregua de ETA. Almunia, cuando se le ha preguntado sobre este tema en la precampaña, ha respondido que la única responsable de la ruptura de la tregua ha sido ETA y ha tratado de evitar cualquier enfrentamiento con el Gobierno central sobre esta cuestión para no favorecer a la banda.
Cambio de objetivos
Pero el cambio de objetivos de ETA se remonta a finales del verano. Tras el anuncio de la banda en agosto de 1999 de suspender los contactos con el Gobierno, primer aviso de la ruptura de la tregua comunicada tres meses después, algunos dirigentes de HB declararon que el PSOE podía ganar las elecciones generales y que se podrían abrir nuevas expectativas políticas.
En los análisis de HB, coincidentes y posteriores con la suscripción del Pacto de Estella en septiembre de 1998, siempre han contado con los socialistas como la llave que les permitiría lograr mayorías en Navarra, donde el nacionalismo es muy débil y representa poco más del 20%.
Posteriores documentos de ETA apuntaron la intención de la banda de arrastrar al PSOE al Pacto de Estella con el objetivo de aislar al partido del Gobierno, duramente criticado por ETA tras el fracasado encuentro de mayo de 1999 en Zúrich (Suiza) entre representaciones del Gobierno y de la banda.
En este sentido, el atentado de ayer contra Fernando Buesa entraría dentro de la misma lógica que empleó ETA en 1995, año en que asesinó al concejal donostiarra del PP Gregorio Ordóñez e intentó acabar con la vida del entonces líder de la oposición, José María Aznar. Fue un aviso a quien previsiblemente iba a ocupar La Moncloa. Ahora, al otro partido alternativo que tiene alguna posibilidad del relevo.
Además, Buesa era un hombre muy importante en el PSE. Era su portavoz parlamentario en la Cámara vasca, su líder en Álava, y, además, tenía fuertes vínculos personales y políticos con personajes clave en la actual dirección socialista, como Juan Manuel Eguiagaray y Jáuregui.
Por ello, ETA es consciente de que con este asesinato causa un gran impacto político y social, con el que trata de atemorizar a la población, en vísperas electorales, en un momento en que su brazo político, HB, ha defendido la abstención. Y también advierte a los socialistas de que, como al PP, no se lo van a poner fácil si el 12 de marzo se alzan con la victoria. El aviso al PP ya lo dio ETA con una intensidad sin precedentes en los dos años anteriores a la declaración de la tregua de septiembre de 1998, periodo en el que asesinó a una decena de concejales de este partido.
Tampoco puede pasar desapercibido que este atentado se ha producido precisamente tres días después de que se celebrara en San Sebastián una manifestación masiva contra ETA, convocada por colectivos sociales y apoyada exclusivamente por los partidos no nacionalistas, el PP y el PSOE. Su importancia radicó precisamente en que numerosas personas tuvieron el valor de salir a la calle por vez primera sin contar con la cobertura del partido que gobierna en el País Vasco, el PNV, que no respaldó la convocatoria, y, además, se produjo en un clima de intimidaciones por parte del entorno de ETA.
La intervención de la banda puede tener también como objetivo tratar de detener un nuevo movimiento social contra ETA, similar al que se produjo en el verano de 1997, tras el asesinato del concejal del PP de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y cuyo muestra fue la manifestación del sábado. Precisamente, el líder socialista vasco, asesinado ayer, representaba, dentro del PSOE, a uno de los puntales en la defensa de la política de firmeza contra ETA.
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