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Una nueva política de artes visuales SERGI AGUILAR / FLORENCI GUNTÍN

En Cataluña se genera una producción y una actividad artística importante, una de las más significativas del Estado. Aunque ambas podrían homologarse a la escena europea, todo este potencial no ha merecido, hasta ahora, la atención del Gobierno de Cataluña. Es necesario contextualizar esta afirmación y aclarar que la cultura ha sido discriminada económicamente por la Generalitat: sólo ha contado con el 1,6% del gasto. Un land alemán, para tener una referencia, dedica una media del 4% a los asuntos culturales. El arte contemporáneo -junto con la danza y la música experimental- ha sido uno de los sectores culturales más marginados. Poco dinero y mal administrado. Buena parte se ha hipotecado con el pago de los plazos de la adquisición de la irregular colección Riera. El resto de la inversión se ha concentrado en Barcelona y se ha descuidado el territorio. Los restos se han repartido en aportaciones de carácter testimonial: algunas subvenciones, unas pocas becas para estancias en el extranjero y una discreta ayuda a los intermediarios. Se ha excluido el arte contemporáneo de los planes de inversión del 1% cultural previstos en aplicación de la Ley del Patrimonio Catalán. La proyección internacional ha sido débil y errática. Se ha renunciado a articular políticas de formación artística y de difusión social a través de los medios de comunicación públicos.Esta situación viene de lejos y así lo hemos manifestado en cada una de las reuniones del Consejo Asesor de Artes Plásticas, un organismo inoperante que sólo ha servido para dilatar las respuestas y esquivar las responsabilidades del Departamento de Cultura. Creemos que ya basta. Desde la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC), desde el mundo del arte, entendemos que se debe pasar página.

Es necesaria una nueva política de artes visuales y, ante todo, hay que contar con los recursos necesarios. La verdadera prueba de fuego que demostrará las intenciones y la ambición del consejero Vilajoana y del nuevo Gobierno serán los próximos presupuestos de Cultura. Si no hay un aumento significativo, no habrá margen de maniobra. En nuestro sector, para afrontar el programa que a continuación proponemos, la inversión en el arte contemporáneo tiene que llegar al 6% de un nuevo presupuesto total de Cultura que duplique el anterior.

Segundo, se tiene que cambiar el modelo de gestión de la cultura. Se deben instaurar organismos formados por expertos, un consejo del arte contemporáneo con plenos poderes e inspirado en los arts councils al que confiar la toma de decisiones y el control competente de los recursos, los programas y los resultados.

Entrando ya en medidas concretas, hay que reclamar -una vez más- el escrupuloso respeto a la autonomía del programa artístico del Macba. Este museo necesita más recursos para construir su colección y ampliar la programación de exposiciones y actividades. El Gobierno catalán tiene que impulsar una red de museos y apoyar -de acuerdo con los ayuntamientos y las diputaciones- la transformación de las actuales colecciones, en ciudades como Sabadell, Granollers, Mataró, Girona, Lleida y Tarragona, en museos de arte contemporáneo.

El departamento tiene que reorientar el Centro de Arte Santa Mónica otorgándole un nuevo perfil de compromiso con el arte experimental y emergente a escala catalana, estatal e internacional. Su dirección tiene que separarse de la delegación de artes plásticas y confiarla a un profesional. El Gobierno de la Generalitat tiene que atender todo el territorio y potenciar los centros y espacios de arte gestionados por ayuntamientos, fundaciones o entidades culturales existentes en Cataluña a través de un apoyo económico que permita consolidar y aumentar sus programaciones, mejorar y profesionalizar el trato con los artistas que exponen, ampliar su alcance y su influencia social a través de programas de dinamización de públicos, y establecer relaciones con artistas y centros de otras ciudades y países.

La Generalitat tiene que aplicar la Ley del Patrimonio en todas sus dimensiones e impulsar un programa cuatrienal (2000-2004) de inversión en arte público destinando a esta finalidad el 35% de los fondos que provengan del 1% cultural.

El Gobierno catalán tiene que comprometerse con la creación emergente, las propuestas artísticas de carácter experimental, cuestionador o crítico, y las producciones con las tecnologías digitales. Tiene que apoyar las exposiciones, los certámenes y programas de difusión del arte emergente, la videocreación, la creación en nuevos soportes electrónicos, la performance, etcétera. Es necesario un programa específico para favorecer y ampliar la presencia de los centros, las actividades y los artistas catalanes en Internet en la vertiente información-comunicación y en la creativa (net.art).

El Gobierno de la Generalitat tiene que favorecer el coleccionismo y comprometerse a presentar y defender -ante el Ejecutivo y el legislativo central- las propuestas de reforma del marco fiscal del mundo del arte, el aumento de los incentivos al mecenazgo y el patrocinio, la mejora de la legislación de los derechos de autor y la inserción de los artistas en el sistema de la Seguridad Social en el sentido que vienen reclamando las asociaciones profesionales del sector.

El departamento tiene que desarrollar una estrategia de proyección internacional del arte contemporáneo a través de una oficina específica dirigida a proporcionar apoyo económico y logístico, y a coordinar y conectar las iniciativas de los artistas, conservadores, espacios de arte, galerías y museos que se propongan insertarse en los circuitos internacionales del arte.

Más allá del ámbito de actuación del Departamento de Cultura, todo el Gobierno de la Generalitat se tiene que implicar a través de la política educativa. Hay que incluir plenamente la práctica de la plástica y de las arts lar para la presencia de la creación visual en los medios de comunicación de titularidad pública, especialmente en TV-3 y Canal 33.

Éstas son -sintetizadas- las propuestas de la comunidad artística. Su realización puede suponer que, por primera vez en casi 20 años de Gobierno autónomo y competencias exclusivas en cultura, se ponga en marcha una verdadera política de artes visuales.

Sergi Aguilar y Florenci Guntín son presidente y secretario general, respectivamente, de la AAVC y representantes de los artistas en el Consejo Asesor de Artes Plásticas de la Generalitat.

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