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Gigantesca protesta contra Haider

Decenas de miles de personas se manifiestan en Austria contra el racismo y la ultraderecha

Decenas de miles de personas, unas 150.000 según las estimaciones más objetivas, se lanzaron ayer a las calles de Viena, a pesar del tiempo desapacible, para clamar: "No al racismo. No al extremismo derechista. Por una Austria abierta, pluralista y social. Por una Europa sin racismo". Se trata de la mayor manifestación contra un Gobierno austriaco desde el final de la IIGuerra Mundial. El ataque furibundo contra el nuevo Ejecutivo fue el eje central de más de 40 mítines, celebrados en cuatro lugares emblemáticos del centro de la capital austriaca, y de la concentración final en la legendaria plaza de los Héroes, donde Adolfo Hitler recibió la aclamación popular en 1938, con ocasión de la anexión de Austria al IIIReich.Desde el 4 de febrero gobierna en Austria una coalición entre los democristianos del Partido Popular (ÖVP) y el Partido Liberal (FPÖ), que acaudilla el populista de derecha Jörg Haider, jefe de Gobierno de Carintia.

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Las manifestaciones arrancaron en cuatro puntos a las tres de la tarde. Mujeres, integración y derechos humanos, en la plaza de la catedral de San Esteban. Educación y ciencia, ante la Universidad de Viena. Arte, cultura y medio ambiente, delante de la Ópera. Trabajo y cuestiones sociales, en los alrededores del Parlamento. En cada uno de estos lugares, hasta una docena de oradores arengaban a miles de personas congregadas bajo la lluvia. Hacia las seis, ya en la oscuridad, todos se acercaron a la plaza de los Héroes, llena hasta rebosar.

En el mitin final, el actor francés Michel Piccoli dijo que el de ayer era un día histórico, el nacimiento de una nueva Austria. El alemán Michel Friedman, dirigente de la Comunidad Judía, dijo que los niños no nacen racistas, sino que se hacen gracias a las ideas de partidos como el FPÖ. Respondió Friedman al reto del canciller austriaco, Wolfgang Schüssel (ÖVP), de juzgarle por sus actos: "Lo rechazo por su primer acto: legitimar al FPÖ".

La manifestación de ayer en Viena fue el resultado de la mayor coalición que imaginarse pueda: sindicalistas y socialdemócratas, verdes y ecologistas de todo tipo, opositores a los sacrificios de animales, grupos de homosexuales y lesbianas, artistas e intelectuales, comunistas de diferentes tendencias, anarcos y punkis de todos los colores.

El célebre Burgtheater de Viena, uno de los teatros más prestigiosos del mundo, se ha convertido en centro de operaciones de la protesta contra el nuevo Gobierno, con debates, coloquios y conferencias de prensa. En la mañana de ayer se celebró allí una tumultuosa conferencia de prensa para presentar la manifestación de la tarde. Intervinieron buen número de políticos y personajes procedentes del extranjero. Llamó la atención las referencias que hicieron casi todos los oradores a los sucesos racistas de El Ejido en España. El director del Festival de Salzburgo, el belga Gerard Mortier, dijo que no podía imaginarse cómo el presidente del Gobierno español, José María Aznar, se atreve a hablar de estos asuntos cuando no condena a los fascistas de Franco que se sientan en el Parlamento.

Schüssel declaró al periódico suizo Neue Zürcher Zeitung que espera que las cosas se tranquilicen en Austria tras la explosión emocional de la manifestación de ayer, en la que los de la generación de 1968, los jóvenes y la generación de Internet se pueden desahogar. Su compañero de coalición, Haider, se pronunció en cambio en contra de la manifestación, argumentando que en 13 años de oposición él nunca utilizó la calle. Según Haider, el SPÖ no sabe perder y por eso intenta ahora movilizar al pueblo e incluso "paga dinero para ello". Portavoces sindicales acusaron a Haider de mentir sobre este asunto.

El portavoz del grupo parlamentario de Haider, Peter Westenthaler, acusó a los socialdemócratas de marchar mano a mano con comunistas alemanes, franceses e italianos, y de llevar el enfrentamiento político a las calles en vez de al Parlamento. Añadió que unos miles de manifestantes no se pueden comparar con los 2,5 millones de votos que tiene de apoyo el nuevo Gobierno.Los cardenales austriacos, el jubilado Franz König y el actual arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, expresaron su preocupación ante la situación que atraviesa el país en una declaración conjunta. Apelaron los cardenales a actuar con cautela en hechos y palabras: "Estamos preocupados ante la convivencia en Austria, donde se han abierto grietas políticas hasta ahora desconocidas".

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