_
_
_
_
_
Reportaje:

Guardaespaldas en el aula

Isabel Ferrer

Bajita para su edad y más bien delgada, Amie Salmon, una escolar británica de 13 años, responde al modelo de niña diferente que suele ser víctima de acoso por parte de sus compañeros. En su caso, el abuso había ido demasiado lejos y el instituto de secundaria de Glaisdale, en Nottingham, le asignó una escolta personal. Su guardaespaldas era una profesora que la acompañaba a todas partes, incluido el cuarto de baño, para convencer a las ocho chicas que la ridiculizaban de que depusieran su actitud. La protección pareció funcionar durante dos semanas. Ayer, el grupo volvió a las andadas y los padres de Amie decidieron sacarla del centro.El caso es que la adolescente se llevaba bien al principio con las compañeras que ahora la insultan y golpean. La situación empeoró en 1998, cuando dos niñas orquestaron una campaña de acoso que le resultó insoportable. "Vuelve a casa llorando, nerviosa y diciendo que no piensa regresar a clase. Hasta hemos pensado en llevarla al médico para que le recete tranquilizantes. Pero no hay derecho. Ella no ha hecho nada y tiene que estar aislada. El grupito que la persigue, por el contrario, sigue con su vida normal", han lamentado sus padres, Paul y Michelle, que no han dudado en acudir a la prensa en busca de ayuda.

Lo que más les preocupa es que el instituto haya decidido "marcar" a su hija, como ellos dicen, sin que las causantes del malestar parezcan haber sido siquiera amonestadas. Según el director, Tim Moralee, la protección es una medida temporal. Haciendo uso de la guía para atajar los casos de intimidación escolar recién publicada por el Gobierno laborista, que cada centro puede adaptar a sus necesidades, ha optado por la vía conciliadora. La banda de las ocho ha sido advertida de que debe olvidarse de Amie. Sus familias también saben lo ocurrido. Hasta ahí todo en orden. El hecho de haber separado de forma tan notoria a la víctima, por el contrario, ha dejado perplejas a las asociaciones en defensa del menor.

El director cree que acompañando a Amie a todas partes y permitiéndole entrar y salir del instituto a otra hora para evitar a sus enemigas, éstas acabarán cansándose y la dejarán en paz. Como además piensa organizar charlas en la escuela sobre el acoso, supone que evitará su propagación. "A nosotros nos parece que ha conseguido lo contrario. Amie no puede entrar en el aula cuando están esas niñas y recibe la clase en otra sala. Por no hablar del teléfono. Tiene un móvil para llamar a los profesores si es atacada, otra forma de aislarla", apuntan los padres.

La propia Amie, que se ha fotografiado en los pasillos del instituto con la mano de Moralee sobre su hombro, parece confusa. "Me tienen que dejar los apuntes de algunas asignaturas y no puedo ni ir al baño tranquila. Algunos días preferiría estar muerta. Se burlan de mí porque soy pequeña para mi edad y les parezco anoréxica por mi bajo peso. Es horrible". A pesar de todo, no quiere cambiarse de instituto. Sus dos hermanas, Chanine, de 21 años, y Hailey, de 18, estudiaron en Nottingham sin problemas y ella deseaba hacer lo mismo. Paradójicamente, sus padres eligieron Glaisdale porque les aseguraron que "no toleraba ningún tipo de acoso".

"Sé muy bien que la escolta que le hemos asignado a Amie es una medida temporal. Tampoco se me oculta que puede parecer que castigamos a la víctima en lugar de a las culpables. Sin embargo, creo que seguirla así es lo mejor hasta que vuelva a clase sin temores", ha dicho el director.

Los pedagogos insisten en analizar a fondo la personalidad del causante del malestar. Tanto para el que intimida sin pensar en el daño que hace, como para el acosador que un día fue víctima, la ayuda psicológica es el mejor remedio. Dejar pasar el tiempo, como temen los padres de Amie, no es recomendable. El valentón podría crecerse y pasar a las agresiones incontroladas. Cuando se trata de grupos la cosa cambia. El carisma del cabecilla, que en Glaisdale tiene un doble liderazgo, arrastra al resto de la banda y la responsabilidad es igual para todos.

Amie Salmon ha hecho lo que debía. No se ha callado, una de las reacciones que puede causar traumas definitivos en las víctimas. De todos modos, a la vista de los nuevos insultos de ayer, profesores y padres probablemente abordarán de una vez juntos el problema.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_