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La radio, una carrera de fondo

El periodista Josep Maria Martí, que dirige las emisoras SER-Cataluña, sostiene desde hace tiempo que el secreto del éxito de un programa radiofónico es una suma del talento, la creatividad, el trabajo y la constancia de quienes lo pilotan. Lo mantiene y lo ha escrito en su último libro, De la idea a l'antena. Tècniques de programació radiofònica, que acaba de publicar Pòrtic como número 5 de su colección Eines de periodista. La obra fue presentada ayer en sociedad en el Colegio de Periodistas con unos padrinos muy particulares, todos ellos alumnos aventajados del profesor Martí: Gemma Nierga, Andreu Buenafuente, Carles Francino y Xavier Graset. Introdujo el acto Neus Bonet, presidenta de la comisión de cultura del Colegio de Periodistas y jefa de programas e informativos de Ona Catalana, que también se confesó profesionalmente marcada por "la huella Martí".Gemma Nierga, la única radiofonista en la mesa no perteneciente al denominado clan de la avellana -que integra periodistas originarios del Baix Camp y aledaños, con Martí a la cabeza-, recordó que además de ser profesor en Periodismo de la Autónoma, su actual director en la radio fue su descubridor, hace ya casi 15 años. "En realidad, a él le tengo que agradecer mi vida actual. Fue el primero que me dijo que servía para la radio en un momento en que yo no sabía qué especialidad periodística elegir", reveló. Más tarde, continuó la directora y presentadora de La ventana, Martí le enseñó que en la radio hay que ser paciente y no desesperarse si uno no logra los resultados que espera. "Siempre me ha dicho que la del periodista radiofónico es una carrera de fondo, y, con los años, me he dado cuenta de que tiene razón. Ahora tengo 34 años y aún me quedan cosas que aprender".

Buenafuente también se remontó a sus inicios radiofónicos a las órdenes de Martí en Ràdio Reus, de la SER, cuando el entonces director de la emisora del Baix Camp lo fichó por 28.000 pesetas al mes, el doble de lo que entonces cobraba en la COPE. Después, Martí lo trajo a Barcelona y, con él, a todos los vecinos de El terrat. Buenafuente, que hizo sonreír al auditorio con sus habituales bromas, dijo de su antiguo director que, como jefe, "tiene la capacidad de ilusionarte y, sobre todo, de dejarte hacer". "A mí, me ha dado mucha tranquilidad y seguridad saber en todo momento que estaba allí, en la tercera planta..., en el despacho más grande y luminoso de la casa", prosiguió con buen humor.

Xavier Graset lamentó -sin abandonar el registro bromista de su antecesor en el uso de la palabra- que la primera ficha de su colega Buenafuente en la SER fuera más alta que la suya. Graset contó que Martí lo destinó a Ràdio Salou con un sueldo de 27.000 pesetas mensuales, "y, encima", añadió, "el primer mes se olvidó de pagarme". Aseguró el periodista sentir "devoción" por Martí, de quien dijo que "además de ser un buen profesor, empresario y directivo, es un gran teórico".

Carles Francino fue el contrapunto formal. Señaló que su presencia en el acto respondía a tres motivos: tener la posibilidad de reencontrarse con algunos miembros de su querido clan de la avellana; "reivindicar la radio, el poder de la palabra y su capacidad de sugestión", y agradecer a Martí que haya escrito "este pequeño tratado de sentido común", en alusión al libro que se presentaba.

Martí cerró el acto con un recuerdo a Jordi Costa -"de quien aprendí este oficio"- y la constatación de que los cinco radiofonistas que le acompañaban "simbolizan el talento y el trabajo". Es decir, la radio.

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