El prometedor carrito
Un diez a quien se le haya ocurrido la feliz idea de colocar la pesada mochila de los escolares en un soporte metálico con ruedas. El chaval tira así del carrito de sus libros, tan ufano y sin el menor peligro para su espalda. Pero lo que más alborozo me produce es pensar que ese niño que ahora arrastra con tanta naturalidad el carrito con su mochila siga siendo el mismo que el día de mañana, vestido ya con chaqueta y corbata, tire sin el menor prejuicio de otro carrito bastante más grande por el que asomen el manojo de las acelgas y la barra del pan.Cuando esto ocurra, se habrá dado otro paso hacia adelante en la mentalidad masculina respecto a las tareas domésticas. Y es como decía Simone de Beauvoir: "La mujer no se liberará hasta que no se libere el hombre de sus prejuicios".-
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