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Los equipos italianos cuya hinchada no retire símbolos nazis perderán sus partidos

La Federación Italiana de Fútbol ha dicho sí a las medidas adoptadas el pasado martes por el Gobierno para evitar la exhibición de pancartas racistas u ofensivas en los estadios italianos. Su consejo directivo aprobó ayer una normativa para aplicar la decisión de interrumpir los encuentros cuando aparezcan estos símbolos. Los ultras disponen de un máximo de 45 minutos para, sin intervención policial, retirar las pancartas. Si en ese tiempo no lo hicieran, el encuentro se suspenderá y el equipo con la hinchada rebelde será penalizado con una derrota técnica, por dos goles.

La reunión del consejo directivo de la Federación, que se prolongó durante varias horas, tomó nota de la preocupación de los sindicatos de policía que han venido señalando desde el martes los riesgos que podría entrañar una intervención de las fuerzas de seguridad en las gradas para retirar los símbolos ofensivos. Por eso, la aplicación de la medida gubernamental se hará, en principio, sin su intervención. La medida se aplicará así: si aparecen pancartas racistas, el funcionario responsable de la seguridad en el estadio comunicará al árbitro del encuentro que debe interrumpir el juego. Por megafonía se exigirá la retirada de las banderolas y símbolos ofensivos. Los 22 jugadores se concentrarán en el centro del campo en espera de que esto ocurra. Apenas las órdenes sean acatadas, el juego se reanudará. Si no fuera así, el colegiado puede mandar a los futbolistas a los vestuarios como primera medida. Si la interrupción alcanzara los 45 minutos, el partido se suspendería y el árbitro redactaría un informe para las autoridades disciplinarias, que tomarían las oportunas medidas. El encuentro se saldaría con un resultado punitivo: derrota por dos goles del equipo a cuya afición se atribuya la exhibición de la pancarta.

La normativa comenzará a aplicarse el próximo domingo en el estadio Olímpico de Roma, escenario de la mayor parte de los incidentes de parafernalia violenta, y donde surgió la polémica la pasada jornada al aparecer en las gradas de la curva Norte la pancarta en recuerdo a Arkan. Pancarta que, según la policía, fue sostenida por varios hinchas que ni siquiera vieron lo que estaba escrito en ella.

En cuanto a su portador, W.D.G, de 28 años, ha sido detenido bajo la acusación de apología del racismo, aunque está considerado como un hincha no especialmente problemático. El joven ha sido identificado gracias a los vídeos rodados en el campo y a las imágenes de la televisión. En el estadio Olímpico se han producido en muchas ocasiones este tipo de incidentes. Los ultras del Lazio han exhibido pancartas de contenido antijudío en partidos contra el Roma, sin que hasta el momento se hayan tomado otras medidas que multar al equipo indirectamente responsable.

Jugadores, árbitros y aficionados seguían ayer divididos sobre la oportunidad de suspender los partidos por incidentes como el registrado el pasado domingo en Roma, pero nadie pone en discusión la necesidad de intervenir de alguna manera para detener el fenómeno. Ayer entró en la polémica hasta el mismísimo Giulio Andreotti, senador vitalicio, siete veces primer ministro italiano y un gran aficionado al fútbol, seguidor del Roma, que propone, en lugar de interrumpir los partidos, "la expulsión del campo" de los hinchas rebeldes. Agobiado por la "mala imagen" que puede proyectar Italia, Andreotti insistió que "Italia no es un país racista". Francesco Totti, delantero del Roma, considera más útil que se extremaran las medidas preventivas. A este respecto, ayer mismo las autoridades decidieron suprimir la organización de trenes especiales para hinchas, viajes que en el pasado han causado numerosos problemas y que constituyen un potencial foco de violencia.

El seleccionador nacional italiano, Dino Zoff, restó gravedad a la exhibición de lemas ofensivos o racistas. "Es puro folcklore". La misma opinión fue expresada por el ex presidente de la Federación, Antonio Matarrese, vicepresidente de la UEFA, que intervino en la reunión del consejo directivo. Aun así Matarrese votó a favor de la normativa, que no obtuvo ningún voto contrario. Por su parte, Franco Sensi, presidente del Roma, el hombre del que ha partido la idea de la suspensión temporal de los encuentros, precisó ayer que el club que preside está decidido a colaborar con la policía para "aligerar" de ultras el estadio Olímpico, "aunque eso signifique vender menos entradas".

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