La nulidad ofensiva deja fuera al Oviedo
El equipo de Luis Aragonés no pasa del empate frente al Mérida, que se clasifica
Si ya los titulares del Oviedo tienen enormes problemas para convertir goles -el asturiano es el equipo de Primera División que menos tantos ha marcado en casa-, la empresa, para los suplentes que puso en el campo ayer Luis Aragonés, es casi titánica. No circula mal el Oviedo el balón por el centro del campo: el estilismo de Iván Ania y la pierna izquierda de Pompei aseguran un traslado higiénico de la pelota; pero su presencia en el área rival es nula. El Oviedo, sin Dely Valdés, reservado ayer, no tiene juego ofensivo: y fue eso lo que le dejó fuera de la Copa del Rey.El Mérida, que transcurre su temporada en Segunda bajo el anonimato que da la medianía -a veces gana, otras pierde, y otras empata-, tiene problemas similares de autoestima, pero ayer se disfrazó de víctima y sacó de sus riñones la fuerza necesaria como para aguantar la suave brisa carbayona, y maquillar el año con un pase a cuartos de final que puede permitirle, la semana que viene, jugar contra un grande, y dar fuerza anímica a su plantilla y económica a sus arcas.
OVIEDO 0 MÉRIDA 0
Oviedo: Unzué; Óscar Alvarez, Bango (Danjou, m.44), Keita; Iván Ania (Losada, m.69), Amieva, Jaime, Iván Iglesias (Paulo Bento, m.69), Pompei; Rubén y Juanchi.Mérida: Nuno; Luis Sierra, Pablo Alfaro, Unai; Sena, De Quintana, Marcos Gómez (Mariano, m.46); Tal, Marcos, Sinval (Prieto, m.61); y Alex (Pedro, m.78). Árbitro: Esquinas. Amonestó a Bango, Marcos Gómez, Unai, Marcos, Oscar Alvarez, Pablo Alfaro, Mariano y Danjou. Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Carlos Tartiere, de Oviedo, ante unos 8.000 espectadores. Se clasifica el Mérida, por un marcador global de 1-0.
Humilde el Mérida y atragantado el Oviedo, el partido se fue diluyendo con pena y sin gloria. Sólo al final los locales se dieron cuenta de que se estaban quedando fuera del torneo, y que desde ahora su temporada será para ellos nada más que la Liga, ése calvario donde sólo sufre más el Sevilla. Pero nada: incapaz de atemorizar a sus contrarios, y de quitar el bostezo de las caras de sus aficionados, el equipo de Luis Aragonés -quizás no tan frustrado por el resultado, abocado como dice a mantener la categoría- dejó pasar los minutos como si de un partidillo se tratara. Algún toque preciso, algún balón largo, alguna protesta al árbitro para disimular; pero poco más. El Oviedo está afuera de la Copa; alegría en Mérida, tristeza para nadie.
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