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LA PRECAMPAÑA DEL 12-M

Aznar atribuye la posición equidistante de Pujol entre el PP y el PSOE sólo a razones electorales

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José María Aznar, cambió ayer el tono de su discurso sobre las conversaciones del PSOE e Izquierda Unida para concertar una actuación común ante las elecciones generales del 12-M. La actitud catastrofista adoptada la pasada semana dio paso a una posición un tanto irónica. Aznar se preguntó "si era eso lo que querían", un posible programa común, y no una amplia plataforma electoral concretada en listas conjuntas. Restó importancia a la actitud equidistante que ha anunciado Jordi Pujol entre el PSOE y el PP y la atribuyó a la campaña electoral.

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José María Aznar cambió ayer el tono de su discurso sobre las negociaciones del PSOE e Izquierda Unida para concertar una actuación electoral conjunta. Si el miércoles dijo en Salamanca que España se arriesgaba a quedar fuera del euro y el sábado, en Davos (Suiza), de que existía el riesgo de una quiebra de la Seguridad Social, ayer Aznar adoptó un tono despectivo sobre dichas negociaciones. "No sé dónde va eso", señaló refiriéndose al estado de las conversaciones. "No sé si era eso lo que querían o no. Yo espero una campaña electoral donde se presenten programas que se puedan debatir claramente", añadió.En este sentido, rehuyó responder al ataque que ayer mismo le dirigió el secretario de Comunicación del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien señaló que Aznar, con sus respuestas ante las negociaciones de ambas fuerzas políticas, se le había caído la careta centrista que pretendía representar. Rubalcaba se refería a las alusiones a la alianza "socialcomunista" con que el presidente calificó al PSOE e Izquierda Unida.

"Ganas de que me vaya"

Aznar rehuyó ayer claramente el empleo de dicha expresión y se envolvió otra vez con la capa del centrismo. "Ya sé que hay mucha gente que tiene ganas de que me vaya de aquí", fue todo lo que respondió al ataque de Pérez Rubalcaba.

El jefe del Ejecutivo hizo un canto a la "política de centro" que ha desarrollado esta legislatura. Y siguiendo el guión de campaña se centró en mirar hacia su ejecutoria a la que calificó de "proyecto centrista, innovador y reformador que ha dado estabilidad a España".

Esta pauta ya la había marcado a lo largo del día su director de campaña y actual ministro de Educación, Mariano Rajoy, quien adelantó que las conversaciones entre el PSOE e IU no iban a cambiar la estrategia electoral del PP.

Eso sí, tanto él como Federico Trillo volvieron a atacar la alianza de izquierdas por el flanco de la economía. Rajoy vaticinó que un Gobierno de los socialistas y la coalición que lidera Francisco Frutos constituiría "un serio riesgo para la salud económica". "Realmente se presenta una oferta poco seria y que garantiza muy poco la estabilidad de futuro en el caso de ser apoyada", abundó el ministro en declaraciones a Efe.

El presidente del Congreso de los Diputados, por su parte, tras aseverar en Girona que esa alianza se basará en un programa de "subida de impuestos y de vuelta a las técnicas para el paro", preguntó irónico si el secretario general del PCE Francisco Frutos sería nombrado "ministro de Hacienda o de Trabajo", si Ciprià Ciscar, secretario de Organización del PSOE, sería titular de Interior "en lugar de Jaime Mayor Oreja" o si "Víctor Ríos va a ocupar Cultura".

Aznar quitó importancia al anuncio de su socio en esta legislatura, el líder de CiU y presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de mantenerse equidistante entre el PSOE o el PP respecto de eventuales alianzas poselectorales.

El presidente Aznar dio a entender que Pujol seguiría colaborando con él. "En las campañas electorales cada uno tiende a afirmar su personalidad", señaló. Aprovechó la oportunidad para ofrecer su colaboración al presidente de CiU. De este modo, trató de reafirmar que no se encuentra aislado, falto de socios, tal y como le achaca su principal rival en la comunidad autónoma catalana, el PSOE.

"Pintoresco" PNV

El jefe del Ejecutivo dirigió también un duro ataque al PNV por condenar las detenciones de los presuntos miembros del aparato de relaciones exteriores de ETA siguiendo las órdenes dictadas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. "Algunos tienen un comportamiento pintoresco sobre lo que debe ser el cumplimiento de la ley", señaló Aznar.

El presidente del Gobierno dio a entender que, en este momento, no es posible el desbloqueo de la situación creada en el País Vasco tras la suspensión de contactos anunciada por los populares vascos con el lehendakari Juan José Ibarretxe.

Aznar ofreció su claro respaldo al líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, al señalar que no estaba dispuesto a ceder "ante la exclusión y el chantaje de pagar un precio al terrorismo", en clara alusión al lehendakari Ibarretxe por no haber roto sus relaciones con Euskal Herritarrok, la marca electoral de Herri Batasuna, tras la negativa de la formación independentista a condenar el último atentado etarra.

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